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28 mar. 2007

Cómo ganarle la partida a Chipriani Por Silvio Rendon

Las declaraciones de Rey significan un punto de viraje en el conflicto por la PUC: quiere decir que van en serio y con todo. Es una declaración de guerra. Ante esto, lamentablemente, con algunas declaraciones de algunas autoridades ante algunos medios no se va a resolver el problema. Aquí algunos criterios para enfrentar el asunto:
  1. El catolicismo en la PUC. El representante del papa en el Perú es el cardenal. La estrategia de defenderse del cardenal hablando directamente con el Vaticano está condenada al fracaso. A la larga el papa apoyará al cardenal. Quien choca con el cardenal, choca con el papa. Si están pensando que vendrá otro Juan XXIII, pues tendrán que esperar muchísimo. No. Si se someten a la autoridad de la iglesia, al papa, se tienen que someter al cardenal. Tener claro esto es crucial, pues las autoridades de la PUC son muy pero muy católicas. Chocar con la jerarquía eclesiástica es como que chocaran con ellos mismos. Hasta los más contestatarios integrantes de la comunidad universitaria tienen un sentido católico y jerárquico. No es gente rebelde en temas de iglesia. Tarde o temprano tendrán que definirse si siguen adelante con el desacato de la autoridad cardenalicia y papal o si se alinean. Dada su trayectoria, mi pronóstico es que no van a faltar quienes se acaben alineando y aceptando la intervención cardenalicia. El juego está claro. Es un tema económico (control de bienes inmobiliarios de la PUC) e ideológico: una fuerte purga en algunas facultades comenzando por Ciencias Sociales. Esto no es inusitado. En 1982, un año antes de que yo ingresara a la PUC, purgaron a los/as profesores/as de psicología, psicoanalistas ellos/as. En forma autoritaria, sí; hubo gente que se quejó, sí; pero ahí quedó la cosa. Pues la intervención se viene por ahí. Obviamente, no se le puede ganar la partida al cardenal si al final habrá sometimiento. La comunidad universitaria tiene que optar por la fidelidad a los principios de autonomía, libertad intelectual y separación de la educación de la iglesia. Si esto es posible bajo el status quo, adelante; pero si no es posible, pues tendrá que aceptar el cambio si no quiere verse sometida al Opus Dei. Sin claridad, no se le puede ganar.
  2. El tema político-legal. Dudo mucho de que el cardenal esté dando un paso en falso y ahora vaya a perder la batalla legal. El alfil ha pensado bien su jugada y no está dudando en mover a sus peones como Rey. Ambos personajes están en alianza con García, quien pesa en el poder judicial. Ante eso, ¿qué influencia tiene la comunidad universitaria? ¿Por qué García tendría que defender la autonomía de la PUC? Definitivamente que no lo hará porque estudió en la PUC ni porque Haya se opusiera a la consagración del Perú al corazón de Jesús. Tiene que tener un incentivo. Lo mínimo es que dejen de atacarlo; lo máximo... pues el cielo es el límite. Aquí tampoco es que la comunidad universitaria haya dado señal alguna de tener un discurso claro. Tal vez el incentivo venga en negativo: García tiene que sentir el costo político de entregar la PUC. La destitución de los magistrados de tribunal constitucional fue todo un tema a fines de los noventas. Generó numerosas movilizaciones en todo el país. La PUC, con su tradición de defensa de los derechos humanos, de la autonomía universitaria, de los principios de libertad intelectual, no se puede entregar así nomás. Aquí falta dar señales de fortaleza, y la tenemos, pues la comunidad universitaria somos muchos/as. Tampoco se trata de pisar el palito de Rey y dar una imagen de revoltosos. No, una acción civil, pacífica, ordenada, plural. Que el tema no quede sólo a nivel de autoridades, que se sume más gente a la defensa de la U. Un grupo minoritario, por más autoridad que sea, no la hace. Tendrán que vencer su enfoque elitista si de verdad quieren resistir la embestida cardenalicia.

    En términos legales, pues, argumentos van y argumentos vienen. Escucho a los expertos y percibo que ambas partes tienen argumentos fuertes. No parto de la base del desamparo legal del equipo del cardenal. Sin embargo, su intervención no es exclusivamente legal, por lo que la respuesta tampoco puede ser exclusivamente legal.
  3. La opinión pública. Este es el terreno en el que las autoridades deben plantear el tema. Si van a media caña, con remordimiento por chocar con la jerarquía, reducidos a un gabinete de cocina, limitados al tema legal, pues no la harán. Igual después de perder, dirán como Galileo que sin embargo se mueve, pero eso ¿de qué sirve? No, tienen que anunciar su estrategia al gran público. Se tiene que
    • dar a conocer las contribuciones que ha hecho la U. a la sociedad a lo largo de su historia,
    • evidenciar el carácter plural de la U.,
    • desmontar los feuditos de poder de algunos,
    • atender el tema salarial y la desigualdad distributiva de una vez por todas (que no sean banderas de Chipriani).
    En suma, se tiene que demostrar que la comunidad universitaria actual está en capacidad de dar a la sociedad una mejor universidad de la que daría Chipriani. No es para nada poco atractivo el argumento de dar una universidad de valores católicos a la sociedad. En una sociedad tan cucufata como la peruana, esa propuesta pega. Si lo que deja entrever es que la PUC se transformaría en la U. del Opus en Piura, que es una buena universidad, pues esa sí que es una imagen en positivo. No es la ridiculización del proyecto cardenalicio que a veces se escucha. Pues se tiene que contraponer una imagen alternativa a esa. Una imagen tecnificada, moderna, integrada, no sólo de lo que ha sido hasta ahora, sino de cómo será en el futuro. Si se quedan en defender cómo están las cosas, van mal. Se necesita un relanzamiento.
No digamos que la batalla es fácil, que no lo es. Está dura. Toca trabajar con mucha coordinación y espíritu de defender a la universidad. El primer paso es estar dispuestos a una reingeniería de la universidad como ha venido funcionando hasta ahora.




Carlín caricaturizaba así la actitud pasiva de un sector de pensamiento importante hace dos décadas: la gente de la teología de la liberación. El papa anterior fue particularmente duro con este sector que optó por una suerte de "cura de silencio" y sometimiento a la jerarquía que alguna vez criticara. Esperemos que no sea la actitud que prime en el caso de la PUCP.





Actualización: En este foro ROJOS Y CAVIARES NO QUIEREN SOLTAR LA UNIVERSIDAD CATOLICA me califican de "caviar avispado" por este post: PUCP: el lado bueno del jaque:
Esto lo dice un egresado de ésta universidad (SI, ¡un caviar convicto y confeso!), obviamente uno más avispado que algunos cojinovas del foro.
Pues nada, los egresados de la PUC somos "caviares convictos y confesos" y tengo suerte que por esta vez me salvé de ser "cojinova"... Parece que alguien que quiere ser cardenal se está entrenando para el examen oral... Jalado. Sus chapas están todavía a nivel de calichín. Que siga practicando... (las del cardenal, esas sí que son las firmes). Pero, en fin. Es la primera vez que me salpica el mote. Será un motivo de un post un día de estos. ¿Qué tanta cosa con el caviar?

Otro foro en la misma página aquí: CIPRIANI Y LA PUCP: ¿asalto del Opus Dei?.

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