Mi voto Por Silvio Rendon
"Chaparrón" se ha puesto las pilas muy tarde.
Había considerado votar por Paniagua, pero finalmente no lo haré. Creo que lo mejor para el país es un gobierno de centro, con capacidad de convocatoria a talentos de diferente filiación política. A pesar de algunas declaraciones muy entusiastas, Paniagua no parece estar por la labor. Se ha puesto las pilas muy tarde. La elección se esta polarizando y no veo garantizada una alternativa al señor Ollanta Humala. Las encuestas coinciden en reportar a Lourdes Flores en segundo lugar en intención de voto, pero García la sigue de muy muy cerca. Si uno no quiere ni a Humala ni a García, no queda mucho margen para no votar por Flores.
¡Vamos, Lourdes! ¡No te caigas ahora!
Nunca he votado por las derechas, pero esta vez lo haré. Votaré por Lourdes Flores. Prefiero tener a una derecha fiscalizada por la democracia que a alguien en quien desconfío o contribuir a darle una segunda oportunidad a García.
Desconfío del señor Ollanta Humala con sus denuncias de torturas y violaciones a los derechos humanos en la selva peruana, de vinculaciones a Montesinos, con su improvisación, con sus anuncios de asambleas constituyentes (ya llevo dos constituyentes y no le veo ventajas a cambiar congresistas o parlamentarios por constituyentes). Y no sólo las derechas, sino también las izquierdas se han desmarcado de Humala (ver aquí).
De apariencia simpática.
Es una lástima, pues viéndolo ayer en "Dos dedos de frente" de Frecuencia Latina es evidente que es una persona inteligente, artículada y carismática, con capacidad de responder bien a dos periodistas que para nada simpatizan con él. No se lo ve dogmático o rígido, sino flexible y amplio. La imagen necesaria para ganar las elecciones. Si uno no supiera o no quisiera ver los peligros de su opción, uno votaría por él. El voto de Ollanta Humala es mayor en los sectores socioeconómicos bajos. Es evidente que su candidatura llega más a estos sectores. Sin embargo, el voto por Humala es decreciente en la educación del elector: a mayor educación, menor intención de voto por este candidato (Aunque claro, habría que ver si el voto sigue siendo decreciente en educación, condicionando por nivel socioeconómico. Esperaría que así lo fuera.). Más te enteras, más lo rechazas. Y es que hay buenas razones para desconfiar de él.
Yo lo veo muy parecido a Fujimori: elecciones primero, golpe después. Basta ya.
Estas elecciones, y ya lo he dicho en otro post, me recuerdan mucho a las elecciones de 1990: un candidato de derechas contra un candidato alternativo, pero sin alternativas. Entonces, el gran tema de la campaña fue el ajuste que se tenía que hacer ante la catástrofe económica dejada por el gobierno de García. El candidato del no-shock resultó dando el shock más grande de la historia peruana y burlando las reglas de juego con su "disolver-repito-disolver". En esa ocasión, mi sentimiento antiderechista primó sobre cualquier otra consideración. Hoy, dieciséis años después, lo considero un error. Por más que como contara Vargas Llosa en "El pez en el agua", la embajada de EEUU considerara que la derecha en el poder podría traer inestabilidad social (que no es una visión descabellada), veo que habría sido preferible un gobierno de la coalición de derechas. Finalmente, muchos de sus partidarios acabaron participando del gobierno de Fujimori. ¿Qué más da?
Aprecio que la democracia permitiera que el pueblo de Arequipa dijera no a la privatización que Toledo prometiera que no haría, o que los pobladores de Tambo Grande pudieran decir "Agro sí, mina no". Con Fujimori no se veían estas protestas. Uno puede estar o no de acuerdo con estas manifestaciones, pero es la libertad de expresión de quienes no se expresan en los medios de comunicación. No creo que la democracia tenga que ser sólo apreciable por los sectores A y B, utilizando terminología de encuestadora, o, más clarito, por las clases altas. Y desde luego, ningún líder con delirios de grandeza puede reemplazar, de ninguna manera, a las iniciativas de la gente, que sólo en democracia pueden verse.
García vuelve....
...muy cambiado él...
Tampoco considero entre mis opciones darle otra oportunidad a García. Ya tuvo una y vimos de lo que era capaz. Desde luego que no ha cambiado. Su posible triunfo sobre Flores abre el camino al Sr. Ollanta Humala. No la hace en segunda vuelta. En cambio, que Flores lo derrote, le da un duro golpe a sus aspiraciones políticas futuras. Un recambio dentro el APRA no vendría mal al país. Cuestión de ellos y de lo que nos quieren ofrecer dentro de cinco años. Otro tema.
¿Volveremos al mismo baile? Tudela bailando "el ritmo del chino". ¿Alguien se lo hubiera imaginado en 1990?
¿Quién se imaginaba a Genaro Delgado Parker con Humala?
Creo que necesitamos acabar con el ciclo de outsiders iniciado a partir del fracaso de García. Es hora de enfrentarnos a los partidos establecidos y apelar a la alternancia. Vivir en la negación de que todo país tiene sus izquierdas, derechas y centros no nos ha llevado muy lejos. A veces unos lo hacen mal y los cambiamos por otros. Es la alternancia. Nadie se va para no volver. Lo que esperamos es que mejore la calidad de estas opciones. Así es la cosa. Y si no, detrás de los que se presentan como negación de todo vienen aquellos que dicen rechazar. Nos están esperando, riéndonse de nosotros.
Había considerado votar por Paniagua, pero finalmente no lo haré. Creo que lo mejor para el país es un gobierno de centro, con capacidad de convocatoria a talentos de diferente filiación política. A pesar de algunas declaraciones muy entusiastas, Paniagua no parece estar por la labor. Se ha puesto las pilas muy tarde. La elección se esta polarizando y no veo garantizada una alternativa al señor Ollanta Humala. Las encuestas coinciden en reportar a Lourdes Flores en segundo lugar en intención de voto, pero García la sigue de muy muy cerca. Si uno no quiere ni a Humala ni a García, no queda mucho margen para no votar por Flores.
¡Vamos, Lourdes! ¡No te caigas ahora!
Nunca he votado por las derechas, pero esta vez lo haré. Votaré por Lourdes Flores. Prefiero tener a una derecha fiscalizada por la democracia que a alguien en quien desconfío o contribuir a darle una segunda oportunidad a García.
Desconfío del señor Ollanta Humala con sus denuncias de torturas y violaciones a los derechos humanos en la selva peruana, de vinculaciones a Montesinos, con su improvisación, con sus anuncios de asambleas constituyentes (ya llevo dos constituyentes y no le veo ventajas a cambiar congresistas o parlamentarios por constituyentes). Y no sólo las derechas, sino también las izquierdas se han desmarcado de Humala (ver aquí).
De apariencia simpática.
Es una lástima, pues viéndolo ayer en "Dos dedos de frente" de Frecuencia Latina es evidente que es una persona inteligente, artículada y carismática, con capacidad de responder bien a dos periodistas que para nada simpatizan con él. No se lo ve dogmático o rígido, sino flexible y amplio. La imagen necesaria para ganar las elecciones. Si uno no supiera o no quisiera ver los peligros de su opción, uno votaría por él. El voto de Ollanta Humala es mayor en los sectores socioeconómicos bajos. Es evidente que su candidatura llega más a estos sectores. Sin embargo, el voto por Humala es decreciente en la educación del elector: a mayor educación, menor intención de voto por este candidato (Aunque claro, habría que ver si el voto sigue siendo decreciente en educación, condicionando por nivel socioeconómico. Esperaría que así lo fuera.). Más te enteras, más lo rechazas. Y es que hay buenas razones para desconfiar de él.
Yo lo veo muy parecido a Fujimori: elecciones primero, golpe después. Basta ya.
Estas elecciones, y ya lo he dicho en otro post, me recuerdan mucho a las elecciones de 1990: un candidato de derechas contra un candidato alternativo, pero sin alternativas. Entonces, el gran tema de la campaña fue el ajuste que se tenía que hacer ante la catástrofe económica dejada por el gobierno de García. El candidato del no-shock resultó dando el shock más grande de la historia peruana y burlando las reglas de juego con su "disolver-repito-disolver". En esa ocasión, mi sentimiento antiderechista primó sobre cualquier otra consideración. Hoy, dieciséis años después, lo considero un error. Por más que como contara Vargas Llosa en "El pez en el agua", la embajada de EEUU considerara que la derecha en el poder podría traer inestabilidad social (que no es una visión descabellada), veo que habría sido preferible un gobierno de la coalición de derechas. Finalmente, muchos de sus partidarios acabaron participando del gobierno de Fujimori. ¿Qué más da?
Aprecio que la democracia permitiera que el pueblo de Arequipa dijera no a la privatización que Toledo prometiera que no haría, o que los pobladores de Tambo Grande pudieran decir "Agro sí, mina no". Con Fujimori no se veían estas protestas. Uno puede estar o no de acuerdo con estas manifestaciones, pero es la libertad de expresión de quienes no se expresan en los medios de comunicación. No creo que la democracia tenga que ser sólo apreciable por los sectores A y B, utilizando terminología de encuestadora, o, más clarito, por las clases altas. Y desde luego, ningún líder con delirios de grandeza puede reemplazar, de ninguna manera, a las iniciativas de la gente, que sólo en democracia pueden verse.
García vuelve....
...muy cambiado él...
Tampoco considero entre mis opciones darle otra oportunidad a García. Ya tuvo una y vimos de lo que era capaz. Desde luego que no ha cambiado. Su posible triunfo sobre Flores abre el camino al Sr. Ollanta Humala. No la hace en segunda vuelta. En cambio, que Flores lo derrote, le da un duro golpe a sus aspiraciones políticas futuras. Un recambio dentro el APRA no vendría mal al país. Cuestión de ellos y de lo que nos quieren ofrecer dentro de cinco años. Otro tema.
¿Volveremos al mismo baile? Tudela bailando "el ritmo del chino". ¿Alguien se lo hubiera imaginado en 1990?
¿Quién se imaginaba a Genaro Delgado Parker con Humala?
Creo que necesitamos acabar con el ciclo de outsiders iniciado a partir del fracaso de García. Es hora de enfrentarnos a los partidos establecidos y apelar a la alternancia. Vivir en la negación de que todo país tiene sus izquierdas, derechas y centros no nos ha llevado muy lejos. A veces unos lo hacen mal y los cambiamos por otros. Es la alternancia. Nadie se va para no volver. Lo que esperamos es que mejore la calidad de estas opciones. Así es la cosa. Y si no, detrás de los que se presentan como negación de todo vienen aquellos que dicen rechazar. Nos están esperando, riéndonse de nosotros.
Etiquetas: Política
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