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4 dic. 2008

Reflexión sobre la privacidad Por Daniel Salas

Ultimamente nos estamos acostumbrando tanto a la invasión de la privacidad que incluso personas supuestamente educadas y que se presentan como bienintencionadas parecen haber perdido el norte moral que nos obliga al respeto de la intimidad.

Mi reflexión viene a propósito de un post de José A. Godoy. No pongo el vínculo precisamente para no incurrir en el mismo error que aquel blogger. Simplemente señalo que en ese post Godoy menciona que agenciaperu.com "tuvo acceso" a un informe sicológico de un personaje público y a continuación publica partes de aquella evaluación. A pesar de las diferencias, me animo a sugerirle amablemente al señor Godoy que elimine la referencia a dicho documento. Es innecesario y no sirve para juzgar a ese personaje. Hago este pedido con la mejor voluntad ya que, si no se ha dado cuenta del error ético que ello implica, quiero creer que con un poco de ayuda es posible que se rectifique.

Si una agencia de noticias tuvo acceso a un documento de carácter privado, nadie que se precie de ser respetuoso de la libertad (Godoy suele autodefinirse como "liberal") debería divulgarlo y mucho menos mencionarlo como elemento de juicio respecto de un funcionario público. Hay al menos tres razones:

1. Se trata, en primer lugar, de la invasión de la intimidad. Un documento de ese tipo es de carácter estrictamente profesional.
2. Por ello mismo, solamente un profesional, un experto en la materia, es capaz de entenderlo y de medir qué consecuencias tiene en la calificación profesional y social de una persona. Que ese tipo de información caiga en manos de profanos se presta a la tergiversación y la calumnia. Godoy no es sicólogo ni nos puede decir nada sobre la relevancia de tal documento y de la manera de interpretarlo. Tuvo la oportunidad de soslayar un dato cuya atingencia él no podía decidir. ¿Por qué no lo hizo? Tal vez porque el ansia de informar le hizo (una vez más, recordemos) perder el decoro y hacerse parte de una violación de la privacidad.
3. Uno debería cuidarse mucho de incurrir o hacerse cómplice de este tipo de prácticas, ya que nunca sabes cuándo puedes ser la víctima. En el Perú hay la costumbre de hacer evaluaciones sicológicas de las personas que buscan trabajo y Godoy no puede estar seguro de que alguien que no sea un profesional no tenga también "acceso" a su evaluación. Si eso le ocurriera (algo que yo condenaría) se quedaría sin autoridad para hacer reclamo alguno.

Esto me lleva a otro punto. En Estados Unidos, donde vivo hace siete años, nunca he visto que se realicen evaluaciones sicológicas forzadas ni a estudiantes ni a profesores ni a candidatos para un puesto profesional. Por lo menos en la academia eso no ocurre. En el Perú, en cambio, te toman una prueba sicológica para cualquier cosa. Como no soy experto en el tema, no puedo decir más pero hasta donde alcanza mi intuición (puedo estar enteramente equivocado) tales pruebas favorecen a las personas más simples, más adaptadas a lo "normal" y, por tanto, más obedientes, mientras que desfavorecen a los que ven las cosas de otra manera y piensan con autonomía. No digo más para no invadir un terreno que me es ajeno pero recomiendo los posts de una experta en el tema aquí y aquí.

En resumen: si no podemos interpretar bien un documento no vale la pena incluirlo en nuestro juicio. Y mucho menos si tal documento ha sido obtenido ilegítimamente y carece de relevancia. Espero que el mencionado blogger reflexione y, por una vez, le haga caso a uno de sus críticos.

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