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29 jul. 2007

Carta a un profesor de economia Por Saki Bigio

Escribi hace unas semanas una carta para un profesor muy querido. Converse con el al respecto de la misma. Me dio buenos argumentos en contra y coincidio conmigo en otros. No por nada es un gran maestro... La publico con su permiso.

Querido Profe,

Como siempre, seguramente después de leer estas líneas, usted me dará una lección más de economía. Este es tal vez el objetivo de esta carta. En el último año el Banco no ha flexibilizado el tipo de cambio como pudiera haberlo hecho. Yo creo que la mayor flotación es el camino que debería seguir la política cambiaria y me gustaría saber si me equivoco.

El gran beneficio de revaluar el tipo de cambio es darle al peruano el justo pago por su esfuerzo exportador. El mercado premia al país con divisas, pero con la intervención cambiaria –que mantiene el sol barato- se pierde poder adquisitivo con respecto al mundo. En el mediano plazo, una apreciación permite revaluar los bienes no transables: incrementa nuestro salario relativo con respecto al mundo así como el valor de la propiedad. Sobre todo la clase media baja se beneficia del abaratamiento de medicinas importadas, televisores, refrigeradores, autos o computadoras. Significa también la disminución del costo de los bienes de capital y el incremento en productividad que de ello se desprende. En síntesis, apreciar el tipo de cambio es trasladar los beneficios de la exportación minera a un taxista. Y aunque este no sea un objetivo en lo absoluto del Banco, una apreciación es la mejor herramienta de chorreo. Lo siento por todos los esfuerzos del gobierno pero un sol fuerte es más efectivo que cualquier programa de asistencia.

A mi entender, debe usted tener cuatro motivos en mente para estar de acuerdo con las intervenciones. Primero el clásico: “no queremos frenar el boom exportador ni encarecer la inversión extranjera”. Segundo y de poca relevancia, la dolarización: sí pues, ni el Banco ni nadie en el Perú sabe cuál es el impacto que ejercen movimientos cambiarios considerables sobre la salubridad del sistema financiera. Y aunque usted no le tema a los fantasmas, sabe perfectamente que asustan.

Sospecho que el tercer y cuarto motivos son los que realmente lo inclinan a adoptar una posición más intervencionista. El tercero, es que la apreciación puede tirarse la inflación abajo. Se ha calculado que el traspaso cambiario a la inflación es 16% al cabo de un año, de manera que si el sol se revalúa en 10%, la inflación podría caer en 1,5% o en otras palabras, el equivalente al margen de error permisible de la meta de inflación (¡pecado original que no sea ½ punto más amplio!).

Cuarto, queremos acumular más reservas aún. A pesar de haber roto el récord histórico en divisas, de haber reducido la deuda externa sustancialmente, y de las tasas de crecimiento de la economía nacional, las cosas pueden cambiar, ¡y muy rápido! China se puede caer si es que su economía está sobrecalentada al igual que su corolario: la BVL. Incluso, a pesar de que a diferencia de los noventa, la inversión externa principalmente de mediano plazo, sabemos que Wall-Street puede atacar al Nuevo Sol si cambia la marea y eso podría causar inseguridad. Las reservas son nuestro mejor mecanismo de defensa, lo sé.

No obstante, estos argumentos no me terminan de convencer. Y con ello, no quiero decir que aflojar el tipo de cambio no requiera de la destreza de un gran economista para evitar un “undershooting” y demás consecuencias de la especulación. Seguro que no.

Pero, ¿quiénes están exportando? Mineros y agricultores high-tech. Ambos en sectores intensivos en bienes de capital, más que en mano de obra por lo que son casi inmunes a una apreciación. Sin embargo, no se puede negar que los manufactureros, en especial los textiles, si sufrirían las consecuencias de un sol más fuerte: pero no sólo ellos se llaman Perú. ¿Qué tipo de inversión extranjera recibimos? Minería y servicios; poco probable que se retraigan por una apreciación.

La dolarización tampoco importa mucho. Por el contrario, en el estado sólido y de claro desarrollo del sector financiero doméstico, una apreciación puede catalizar el desarrollo de instrumentos forward en soles. El Banco mismo los podría introducir como se hizo en Israel.

El problema del traspaso cambiario es perfectamente manejable y si no, siempre se puede explicar con una simple descomposición aritmética, sin mayor compromiso futuro de las metas inflacionarias.

El cuarto punto, sobre la acumulación de reservas, es el más difícil de atacar. Sin embargo considero lo siguiente: ya son suficientes como para comprar toda la masa monetaria, ¿no? Además, ¿por qué no dejar que China y el resto de países emergentes sigan acumulando reservas por nosotros? En la medida en que ellos lo hagan, el riesgo de un ataque especulativo mundial queda atenuado. Por último, sabemos que acumular reservas viene acompañado de un costo de oportunidad poco despreciable.

En suma, pienso que en momentos de tensión social, tiene sentido hacer la apuesta por la apreciación.

¿Me dice dónde me equivoco?

Con la admiración de siempre,

Saki

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