Solidaridad con los agraviados Por Fredy Roncalla

El legado del bárbaro prisionero de Barbadillo sigue vigente entre sus seguidores, cuyo acto vandálico y destructor contra el Ojo que Llora muestra que no tienen compasión por tanto compatriota sacrificado en nombre de una democracia endeble y excluyente, donde seguro muchos de ellos llevan una precaria existencia. Compasión no en el sentido banal de tener pena por alguien, sino en el sentido profundo de aprehender como si fuera dentro de uno mismo la fragilidad y fortaleza del prójimo cuando debe encarar el horror de la pérdida de los seres queridos, y luego la aguda presencia de su ausencia irresuelta, a la que de alguna manera la escultura trataba de darle un horizonte de paz. El monumento les ofende hasta tal punto que deben cubrir los nombres de los difuntos y la quebrada escultura con su propia pintura moral: la del desprecio a la muerte, que no es sino la otra cara del horror.
Desmantelar el enquistamiento de este horror indiferente en el sentido común y la banalidad de lo cotidiano es una tarea que en estos momentos cruciales se está haciendo desde diversos ángulos, uno de los cuales es no dejar que el bárbaro de Barbadillo ocupe toda la agenda nacional.
Pero esta nota es mas bien de desagravio a los deudos de las víctimas, sin exclusión alguna. Vayan con ellos nuestros saludos y solidaridad. Napaykuykichik tayta mamaykuna maypipas kachkaptin wawaykikuna, tayta mamaykikuna, wayki turaykikuna wañuy puñuypi sumaqllata samanakupaq.
Para ellos es el dia de mañana