Les recomiendo el post de Susana Frisancho sobre Harry Potter. Ella explica la lectura de esa serie de libros en términos de interpretación moral. El fenómeno da para mucho. Quiero agregar a lo que expone Susana un par de ideas para entender mejor el éxito y el sentido de este personaje en el contexto actual
Harry Potter es una especie de venganza de los nerds. Representa a los niños que se sienten inconformes con el entorno de la escuela, que leen y que, en un medio lleno de violencia, se auto-marginan. La magia de Harry Potter es como una expectativa futura de revancha: los abusones de hoy (obtusos y carentes de imaginación) serán los perdedores del futuro. El futuro es de los que sueñan y piensan.
Por ello, Harry Potter se parece mucho a Bill Gates. La descripción física calza muy precisamente. Harry Potter y Bill Gates tienen en común la cualidad de ser dueños de un conocimiento que es un secreto para la mayoría. La cultura de Harry Potter es, no se puede negar, excluyente. El niño que se identifica con el personaje se siente, entonces, parte de un grupo moral e intelectualmente superior. La historia parece promover la idea de que hay una comunidad selecta: la de los dueños y los creadores de tecnología.
Más que una cuestión moralmente peligrosa, lo que he podido ver en la primera novela (la única que he podido leer) es una forma de expresar lo que Raymond Williams llamaría una estructura de sentimiento (demasiado desarticulada para ser estructura, pero suficientemente definida como para poder percibirse). En este caso, del capitalismo posmoderno. Hay una sensación (pienso) de que tras el mundo visible opera una comunidad mágica y poderosa que libra sus propias batallas. El efecto atractivo del libro está en que el niño se identifique con ese mundo secreto. Esto, sin duda, es un consuelo para quienes se sienten diferentes y marginados en un ambiente que no promueve ni la inteligencia ni la imaginación.
Etiquetas: Bill Gates, capitalismo, Harry Potter
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