Carta abierta de un Alumno de la PUCP a Augusto Alvarez Rodrich Por Carlos
Sr. Augusto Álvarez Rodrich,
Director del diario Peru21
El día 31 de Marzo del 2007, en su columna "La opinión del Director" del diario Peru21, usted condena la protesta pacifica que realizaron los estudiantes de la Universidad Católica frente a la casa del Sr. Rafael Rey. El señor Rafael Rey realizo unas declaraciones el domingo pasado, que son como usted dijo, evidentemente intolerantes. Dijo usted también que este tipo de ideas deben combatirse solo con las ideas, y acusa la protesta realizada por los estudiantes PUCP de ser una acción intolerante, que debe ser condenada rígidamente. Al respecto quisiera hacerle una pregunta, y a la vez compartir con usted una reflexión.
El titulo de su columna fue "Casa de tolerancia". Si usted busca la palabra "casa" o "tolerancia" en el diccionario de la real academia española, entre las voces o acepciones de estas palabras figura el mencionado titulo de su columna. El diccionario muestra que la definición de "Casa de tolerancia", no es otra que una forma coloquial de decir "Casa de lenocinio" o más fuertemente, "Casa de putas". Hago esta primera aclaración debido a que contrario a lo que usted escribe en su columna, no todos saben lo que esas palabras significan. Al hacer alusión al riesgo de convertir el Perú en una "Casa de tolerancia" si se siguen permitiendo este tipo de protestas, usted hace inevitablemente un símil entre los 500 alumnos que protestaron aquel día y las mujeres que practican el oficio de la prostitución. Mi pregunta es pues, ¿Porque tan injusta e indigna comparación?
Usted como director de un diario de circulación nacional, cuenta con los medios necesarios y suficientes para emitir su opinión, defender sus ideas, y difundirlas de manera influyente en la sociedad. De forma similar, el señor Rafael Rey cuenta en estos momentos con la investidura de un cargo ministerial, a través del cual emitió en un programa de señal abierta, una opinión de carácter ideológico y abiertamente intolerante, que nada tiene que ver con el cargo publico que ostenta en estos momentos. De forma totalmente contraria, los alumnos de la PUCP son ciudadanos de a pie sin ningún medio ni investidura para expresar sus opiniones, mas allá que el de su propia voz, o la condición de alumnos de la casa de estudios en mención. En ese sentido, la protesta fue una legitima manifestación de la opinión de los estudiantes, que en este caso, ejercieron su derecho a la libertad de expresión, su derecho a opinar, a disentir y no estar de acuerdo con las declaraciones prestadas por un ministro del estado, que mas que ejercer su rol ministerial, ejerció de vocero de los planes y deseos de una prelatura personal de la iglesia católica en el Perú, como es el Opus Dei.
En países como el Perú, la debilidad del sistema político e institucional y en especial, la ausencia practica del estado de derecho, junto con la disfunción del sistema partidario y la consecuente falta de representatividad, son el verdadero origen de las amenazas a la gobernabilidad. Así mismo, es cada vez mayor de consenso en el debate del mundo académico, que la gobernabilidad proviene de la institucionalización de la democracia. Usted como director de un medio de comunicación, debe tener muy en cuenta que una de las partes más importantes de la consolidación de la Democracia, es la construcción de ciudadanía, y ésta, está fundamentada en el pleno conocimiento de los derechos y deberes de los ciudadanos, y la plena capacidad para ejercerlos. Entre esos derechos, se encuentra el derecho de libertad de expresión que usted a diario ejerce y se entiende, como el derecho a opinar, pero también a protestar y a expresar el no estar de acuerdo. No puede usted entonces condenar el contenido de una opinión en contra de la intolerancia, de intolerante. Pero entiendo o quiero entender, que usted condena las formas en que esta se expresó.
Quizás los alumnos se equivocaron de dirección, e irrumpieron injustificablemente la paz de algunos vecinos de San Isidro. Pero su protesta fue una condena a la intolerancia y cumplió el objetivo de llamar la atención de los medios de comunicación para hacer de conocimiento público, su opinión. Condenar este tipo de protestas desde un medio de comunicación, es condenar la libertad de expresión sobre la cual, se ejerce el oficio de periodista. Así mismo, tal condena no hace sino acentuar la indiferencia hacia las causas fundamentales de la falta de gobernabilidad en el Perú, al reprimir los efectos sintomáticos, que de esta afloran. Una cosa fue la protesta de los estudiantes de la Pucp y otra cosa muy diferente, es una horda de violentos disturbios como los que han sido vistos algunas veces en el Perú, y con los cuales usted pretende hacer comparación. La primera es una expresión de la falta de voz y representatividad de los ciudadanos de a pie. La segunda expresa la falta de orden y ejercicio de la ley, y por lo tanto, una situación de desorden a través de la cual el país puede convertirse en una "Casa de Tolerancia".
Condenar con opiniones los síntomas de los problemas, en vez de atacar con ideas las causas fundamentales de dichos problemas, estanca la capacidad de enfrentar los desafíos que tenemos como país. Personas con la posición que usted ostenta, pueden hacer mucho bien o mucho daño en la consecución de tal objetivo. Solo espero sea conciente de dicha condición, y nunca deje de reflexionar sobre los efectos que sus opiniones pueden tener sobre la solución o estancamiento de los problemas de nuestro país. Sin más que decirle, me despido.
Atte.
Carlos del Carpio
DNI 42232724
CC. a Diario Peru21, Puntoedu-Pucp
Estimado Carlos,
Le agradezco su comunicación. Yo sí estoy de acuerdo con expresiones de protesta como plantones o marchas. Lo que no me parece correcto es hacerlo en la residencia de la persona contra la que se hace la protesta. Hubiera sido mejor hacerlo en su oficina o en una manifestación en una plaza.
Saludos cordiales
Augusto Alvarez Rodrich
Gracias por la respuesta señor Álvarez. Viéndolo de esa manera, tiene razón. Hubiera sido mejor realizarlo en un lugar público sin interrumpir la tranquilidad de los vecinos. Ellos no tienen la culpa de vivir (o supuestamente vivir) junto a Rafael Rey. Eso no condena la protesta per se como se leía en su columna, pero definitivamente, deben tomar nota para la proxima. La dejo ahí...
Etiquetas: Pucp, Universidad Católica
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