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31 mar. 2008

El chullo FRENATRACA Por Silvio Rendon

El FRENATRACA (Frente Nacional de Trabajadores y Campesinos) de Róger Cáceres Velazquez adoptaría el chullo como su emblema desde 1978. En medio de una entrevista televisiva, Cáceres se pondría en chullo exclamando "¡Puro Perú!". Este político de procedencia demócrata cristiana fundaría así un movimiento supuestamente nativista de concepción "tawantinsuyana". Como suele ocurrir en estos casos fue acusado de promover el resentimiento y la polarización étnica en el país. "Lucha por lo que es tuyo, marca el símbolo del chullo", "Somos el partido del chullo" serían sus lemas. Desde el discurso oficial, todo esto fue ridiculizado. Gran motivo de burla. Desde las izquierdas, Genaro Ledesma Izquieta replicaría que el chullo no era peruano, que el chullo se lo puso Pizarro cuando tuvo frío. Alguna discusión se armó por el tema. Las palabras de Ledesma causaron indignación en algunos ambientes. El chullo había sido así un símbolo pizarrista y no la esencia de la peruanidad como se había creído.

Años después, a fines de los ochentas, el FRENATRACA dejaría de tener al chullo como su emblema, es decir, al gorro que se ponían en la cabeza. Ahora el chullo era un simbolito pequeñito que se ponían como pin en el pecho como si fuera una escarapela. "El chullo como gorro nos divide; pero como símbolo nos une" diría Róger Cáceres Velasquez en una entrevista televisiva. Era un big deal ponerse un chullo, tan así que éste se había reducido y pasado de la cabeza al pecho. Y su partido tuvo cierto éxito en el sur del país, en particular en Juliaca y en Arequipa, pero no a nivel nacional. A diferencia de Bolivia y Ecuador, en el Perú ningún movimiento nativista prendió ni social ni electoralmente. Ni su simbología ni su concepción había tenido éxito en el conjunto del país.

Dos décadas después, como comentaba en El ph del cebiche, las cosas cambiaron mucho. La gente se desacomplejó. Antes no era de llevar pines en el pecho, menos escarapelas. Hoy en el Perú en julio la gente usa su escarapelita sin roche. Con orgullo más bien. Y el chullo, pues lo usan todos sin problemas cuando hace frío y no sólo en el Perú. Es una moda mundial. No nos divide. Tampoco nos une. Cada uno es libre de ponerse en la cabeza lo que quiera, con menos sanción social que antes. Es algo.

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