Trivia (arqueología ideológica): Las respuestas Por Daniel Salas
Las respuestas a mis preguntas anteriores son
1. John Lennon, en la entrevista a Playboy. El comentarista Bruno Ysla Heredia ha demostrado un grado de erudición beatlemaniaca que sólo podría ser superado por alguien que dijera en qué album posterior a 1970 participan todos los Beatles.
2. La respuesta es, nada menos, Desco, centro de estudios y promoción del desarrollo, o sea, ninguna de las opciones que di. El libro fue publicado en 1978 con la finalidad de enseñar a las masas los engaños que componían las elecciones a la Asamblea Constituyente. Lo interesante entonces es que hace 30 años la izquierda académica (y no solo la política) se adscribía a la tesis de que la democracia representativa era una farsa. Por supuesto, ya no es así, entre otras razones porque las experiencias de Sendero Luminoso y el fujimorismo demostraron cuán terrible llega a ser esta creencia. El descubrimiento del texto me hizo pensar en qué fácil resulta ponerse la soga al cuello. Los liberales despreocupados de los derechos humanos y los izquierdistas que justifican los crímenes de Castro deberían revisar la historia reciente para no volver a cometer estos errores mortales. La solución, creo yo, es afianzar la mirada científica y no minarla, como lo hace la izquierda postmodernista, como tampoco restringirla o someterla, como lo pretende hacer el neoconservadurismo. El regreso al fundamentalismo en uno y otro bando debería preocuparnos y por eso considero que cabe examinar el papel de la historia de las ideas en los tiempos recientes.
1. John Lennon, en la entrevista a Playboy. El comentarista Bruno Ysla Heredia ha demostrado un grado de erudición beatlemaniaca que sólo podría ser superado por alguien que dijera en qué album posterior a 1970 participan todos los Beatles.
2. La respuesta es, nada menos, Desco, centro de estudios y promoción del desarrollo, o sea, ninguna de las opciones que di. El libro fue publicado en 1978 con la finalidad de enseñar a las masas los engaños que componían las elecciones a la Asamblea Constituyente. Lo interesante entonces es que hace 30 años la izquierda académica (y no solo la política) se adscribía a la tesis de que la democracia representativa era una farsa. Por supuesto, ya no es así, entre otras razones porque las experiencias de Sendero Luminoso y el fujimorismo demostraron cuán terrible llega a ser esta creencia. El descubrimiento del texto me hizo pensar en qué fácil resulta ponerse la soga al cuello. Los liberales despreocupados de los derechos humanos y los izquierdistas que justifican los crímenes de Castro deberían revisar la historia reciente para no volver a cometer estos errores mortales. La solución, creo yo, es afianzar la mirada científica y no minarla, como lo hace la izquierda postmodernista, como tampoco restringirla o someterla, como lo pretende hacer el neoconservadurismo. El regreso al fundamentalismo en uno y otro bando debería preocuparnos y por eso considero que cabe examinar el papel de la historia de las ideas en los tiempos recientes.
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