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2 oct. 2008

1960s: el boom del folklore Por Silvio Rendon

La década del sesenta dio lugar a toda una generación de cantautores populares que llevaron a los medios lo que pasaba en el campo peruano. Fue Luis Abanto Morales con "Cholo Soy", Alicia Maguiña con "Indio", y Chabuca Granda con sus canciones a Javier Heraud. Pero también fue una serie de trovadores/as andinos/as que hicieron sentir su voz en todo el país: Pastorita Huaracina, los hermanos García Zárate, Los Errantes, Los Campesinos y tantos otros. Entre ellos tenemos a Ernesto Sánchez Fajardo, el Jilguero del Huascarán, de quien trata este post.

En este post El Jilguero y la Lucha por la Universidad en Huaraz se cuenta sobre su intervención el 20 de mayo de 1968 en un manifestación en la Plaza San Martín de Lima a favor de la creación de la universidad de Huaraz. Era una gestión que databa de 1899 y que el Parlamento Nacional se resistía a ponerlo en debate, pese a que el proyecto de ley estaba ya aprobado desde 1962 por la Cámara de Diputados:
Después de un mitin en la Plaza de Armas de Huaraz, 30 alumnos emprendieron una marcha de sacrificio hasta la capital, mientras otro grupo de alumnos del ciclo preuniversitario se encontraba en huelga de hambre en el local de la Universidad de San Marcos.

Bajo esas circunstancias, el diputado Saturnino Berrospi se refirió a ellos como “cholos ignorantes y analfabetos”, lo que provocó gran indignación en Ernesto Sánchez Fajardo, quien se apresuró en hacer sentir su respuesta: “Pues de eso se trata, precisamente, porque somos ignorantes y analfabetos queremos más escuelas, colegios y universidad para que no haya más ignorantes”.
Lo que quería la gente era la tierra, pero también la educación, aumentar su capital humano. Casi más querían el capital humano, de cuya importancia se percató Mariátegui en 1925, mucho ante que Schultz o Becker (aquí).

Las letras del Jilguero nos pintan una realidad muy opresiva, ver aquí. Era el Perú feudal de los años sesenta. Se hablaba de modernidad, liberalismo, democracia, pero en el campo prevalecía inexpugnable una realidad medieval en todo sentido.
Verdades que amargan, wayno, 1960

Si reviviera Luis Pardo,
el gran Alama y Atusparia
no habría tantos abusos
con la clase proletaria.

A las palabras del pobre
nunca les dan las razones,
aunque la razón les sobre,
más pueden las opresiones.

¿En qué lugares no han visto
castigar con injusticia
dar libertad al culpable
y al inocente la cárcel?

Al que roba cuatro reales
la justicia lo estrangula
pero al que roba millones
la justicia más lo adula.

En este mundo de vivos,
el vivo vive del zonzo,
el zonzo de su trabajo,
y el diablo de sus maldades.
Y este otro wayno, que comienza con una suerte de homenaje a Martín Fierro:
Al compás de mi guitarra, wayno, 1962

Aquí me pongo a cantar
al compás de mi guitarra
los dolores que desgarran,
que desgarran mi corazón

al hombre que lo desvela
una pena extraordinaria
como el ave solitaria,
con su cantar se consuela.

Siento de ver a mi patria
en manos de los burgueses
caramba cuántos reveses
los pobres hay que soportar

mientras que los oligarcas
protégense con fusiles
los pobres mueren a miles
de hambre, de sed y sin hogar.

Pariñas y Toquepala,
Talara y Cerro de Pasco
Pomalca, Puno y el Cusco
sufriendo están, ay, como yo.

Despierta pueblo, despierta,
en mi ignorancia lo explico
mas ya no adules al rico,
y lucha por tu libertad.

Arriba, arriba patria querida,
y los peruanos de corazón
no permitamos la mala vida,
la mala vida de la nación.
Por diversos lados, poco a poco, la década del sesenta creó el consenso de que las cosas tenían que cambiar. El Perú no aguantaba más como estaba. Definitivamente, el Jilguero del Huascarán puso su granito de arena para que la feudalidad y el atraso queden atrás en el Perú.



Ernesto Sánchez Fajardo, cantautor peruano.

Imagen tomada de aquí




"El Huascarán" de Ernesto Sánchez Fajardo

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