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2 jun. 2007

Sobre China Por Saki Bigio

Hace algun tiempo escribi un articulo sobre la fragilidad de la economia china. Tomando en cuenta los recientes acontecimientos en China y la BVL, me parece relevante posterlo en tanto que los argumentos, aunque muy sencillos, son una razon mas por la cual se debe tener mayor cautela con las inversiones en la BVL.

La Gran Trampa China

Hace 500 años China era la principal potencia económica del mundo. En algún momento de ese próspero periodo la elite política tomó la errada decisión de incendiar toda la flota comercial del país para evitar el ascenso de una pujante clase burguesa. Hoy, después de siglos de atraso, cuando casi es consenso que ésta será la siguiente potencia del mundo, la elite política nuevamente amenaza a esta sexta economía del mundo. En las siguientes líneas sostengo que China no seguirá creciendo en la forma en que lo ha hecho durante las últimas dos décadas (8% anual en promedio) como comúnmente se asume. Según creo, las causas naturales que limitan el crecimiento de toda nación, serán agravadas por la forma de hacer política en ese país.
En principio quiero destacar que el sorprendente crecimiento chino puede ser explicado por dos factores sustancialmente. El primero de ellos es la recepción de un volumen importante de inversión extranjera directa (IED). Hoy, China es la principal receptora de IED del mundo. Si bien, un país con 1.3 mil millones de potenciales consumidores es muy atractivo, parte de ese éxito se debe a la falta de un sistema financiero eficiente, lo cual hace que las empresas privadas recurran a fuentes de crédito externo. De otra parte. La desventaja de esto es que la IED llega hasta que desaparecen los altos retornos. Recordando que China era un país paupérrimo antes de las reformas del ’78, no sorprende el flujo de capitales que recibió. Sin embargo, la pregunta relevante es ahora, cuánto tiempo más durarán las verdaderas oportunidades de negocios. Recordando el principio económico conocido como la Ley de Retornos Decrecientes (que las inversiones iniciales son siempre más rentables que las que les siguen) quedan dudas.
De hecho, en la actualidad hay tantos casos de empresas que han tenido inversiones exitosas como las hay que no. Tan así es que muchos economistas se preguntan si el afán de muchos empresarios por invertir en China es simplemente seguir la corriente.
El segundo propulsor de la economía China ha sido su muy temida mano de obra barata. Desde los congresistas de Washington hasta los pequeños empresarios de Gamarra culpan a un trabajo, míticamente pagado con una taza de arroz, de perjudicar sus industrias nacionales. No obstante, esta ventaja comparativa tampoco puede durar muchos años más. Cuando un país exporta tanto como lo ha hecho China (hoy $1 de cada $20 exportados en el mundo salen de China), el país empieza a inundarse de dólares. Esto genera, si es que el gobierno no interviene, que las exportaciones del país se encarezcan por el efecto sobre el tipo de cambio. Por lo tanto, cada vez se exporta menos y el proceso repercute en un menor crecimiento.
En China, el gobierno ha evitado la apreciación del Yuan a través de la compra de dólares que entran al país para postergar este proceso. Así, los chinos han acumulado el equivalente a 40 veces las reservas del Perú. Solo son superados por Japón. Esta compra de dólares se ha efectuado a través de la compra de papeles de la deuda norteamericana y mayor emisión monetaria. Lógicamente la emisión ya ha generado ciertas presiones sobre los precios (la inflación bordea 5%) lo cual encarece las exportaciones aún cuando el tipo de cambio permanezca inamovible. Hace algún tiempo que el Banco Central decidió ajustar el Yuan a una canasta de monedas lo cual indica que la moneda se revaluará próximamente. En todo caso, el antes mencionado proceso de deterioro de las exportaciones está latente.
Ahora bien, el principal problema del país es el estado en el que se encuentra la banca. Los cuatro principales bancos son estatales y han sido manejados con criterios políticos. Las principales receptoras del crédito interno son las grandes empresas estatales que, en su mayoría, poseen balances negativos. Por ello, no sorprende que según algunos estudios, los préstamos de potencial riesgo alcancen el 40% del PBI, es decir, el total de sus reservas internacionales. Esto es una barbaridad. Solamente durante el 2003 el Banco Central tuvo que inyectar a la banca el equivalente al 10% de las reservas y en los últimos 6 años la cifra bordea los 200$ mil millones (¡cuatro veces el PBI peruano!). A ello debería añadirse el riesgo que podría significar una apreciación de la moneda para los balances bancarios.
En un contexto internacional, con tasas de interés más altas, es probable que el precio de los bonos norteamericanos baje, lo cual reducirá el nivel de reservas. Una crisis financiera ocasionada por años de mala colocación de créditos o por un probable empeoramiento de la competitividad, podría afectar la cadena de pagos y desencadenar una crisis económica en mediano-largo plazo.
Así, con fuentes de crecimiento cada vez más débiles, la gran trampa china consiste en la debilidad de su sistema financiero. Salir de esta solo depende la recientemente electa directiva del partido del pueblo. La salida consiste en liberalizar el sistema financiero de manera que el costo del crédito refleje el riesgo y no la Fidelidad al Partido Comunista. Pero claro está que esta medida tiene un costo político; un aumento temporal del desempleo. Evidentemente, el estado también debe reestructurar (o privatizar) a sus perdedoras empresas para no comprometer al sistema financiero. Adicionalmente, el gasto público debiera destinarse a actividades que eleven la productividad del país. Paradójicamente, hace pocas semanas, la dirigencia china nos dio señales de que está tomando el camino equivocado; China se convirtió en el tercer país en enviar una tripulación al espacio. Lejos de servir como símbolo de estatus nacional, este programa, que se estima bastante superior a la ayuda extranjera que recibe el país para aliviar la pobreza, revela los intereses del gobierno son más propagandísticos que responsables. Ojalá, para salud de la economía mundial, una desaceleración no se convierta en crisis. Ojalá, la elite del país más poblado del mundo no incendie su flota por segunda vez.

Me quedo con la doble enseñanza de un viejo proverbio Chino: ¡La flor no se conserva roja cien días!

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