Apague su celular! Por Susana Frisancho

Me ha tocado hacer un viajecito en avión la semana pasada, y me ha chocado tremendamente lo siguiente:
Al subir al avión: a una señora le dicen que no puede subir un tubo de crema en su bolsa de mano, ya que hay una regulación que lo prohíbe. La señora insiste e insiste y como no lo aceptan, pregunta al final muy segura de sí misma que “con quien hay que hablar” para poder ingresar la crema.
Al regresar a Lima: el avión está listo para partir. Las asistentes de vuelo indican que no está permitido usar aparatos electrónicos, y que los celulares deben ser apagados a partir de ese momento. Dos pasajeros siguen sin embargo hablando por el celular. Yo me quejo, y lo hacen también otras dos pasajeras. Las asistentes llaman la atención a los pasajeros del celular, quienes –ante mi mirada incrédula- siguen hablando. Se les tuvo que llamar la atención hasta tres veces y el avión estaba prácticamente en el aire cuando estos señores -un señor y una señora para ser exactos- se dignaron apagar sus aparatos.

¿Qué le pasa a la gente? Los peruanos estamos muy acostumbrado a burlar las regulaciones. A hacer lo que queremos, a “hablar” con alguien para insistirle en que haga una excepción a la norma, que “no sea malito” y no nos aplique la ley cuando esta debe ser aplicada. Llegamos a usar celulares en un avión, poniendo en peligro la seguridad de la nave. O nos resistimos a dejar nuestra crema en tierra. Esto me recordó a unos inmigrantes peruanos en Buenos Aires que vi en un noticiero, que se dedicaban a la venta ambulatoria y que estaban protestando a voz en cuello porque los querían formalizar, cosa a la que se resistían porque, como decía el dirigente, a ellos eso no les convenía.

Así de simple. Esta semana leí en el periódico que un chofer de combi asesinó a una anciana que cruzaba confiada una calle en Miraflores al pasarse el semáforo en rojo…. Una muestra más, con resultados trágicos en este caso, de este comportamiento trasgresor tan arraigado en la sociedad peruana.

Artículo publicado el el diario La Republica el Viernes 30 de Noviembre de 2007. Enlace al artículo aquí