La vida y la cultura Por Miguel Tejada
El post previo sobre los linchamientos me ha hecho recordar algunas historias que he escuchado en provincias así como algunas noticias recientes
1-Hace un par de años, en un taller en Arequipa, uno de los participantes era de uno de los pueblos del Colca. El contó una historia escalofriante. Hasta cuando él era niño (esto es, hasta mediados de los 1970s), en su pueblo, si una chica soltera tenía un hijo varón, si no se encontraba al padre, ella y su hijo eran expulsados de la comunidad. Pero si la hija era mujer, la comunidad se hacía cargo de ella (la niña) hasta los ocho años. El día de su octavo cumpleaños, el pueblo entero acompañaba a la joven en la escalada del nevado más cercano. Hasta una cierta altura, iba todo el pueblo; pasado cierto umbral, sólo los varones con la banda; pasado otro umbral, sólo los más ancianos y las autoridades; y tras cierto otro umbral, sólo los más ancianos. La niña nunca volvía. Recuerda a la Momia Juanita?
2-En otro taller en Puno, los campesinos me recomendaban no ir solo a ciertos pueblos, especialmente de noche. No porque hubieran fantasmas o cosas por el estilo, sino porque la gente de dichos pueblos eran conocidos en la zona como brujos, y se contaba historias de que raptaban a los forasteros que se aventuraban en las noches para utilizarlos luego en sacrificios humanos. Una noticia reciente de Bolivia indica que un campesino había sido secuestrado para sacrificarlo a un nuevo puente.
3-En algunos pueblos de las zonas altas de Cusco hay peleas rituales.Todos los años, en ciertas fechas, comunidades vecinas se traban en una lucha en la cual siempre hay por lo menos heridos graves. Los campesinos luego de un día de pelearse a pedradas se retiran contentos. Más contentos todavía si es que alguno de los contendientes murió en la batalla.
4-En todos los casos anteriores encontramos que la vida humana es dispensable. La vida de ciertos humanos, al menos (el forastero, el de la comunidad vecina, la niña sin padre conocido). La dispensabilidad de una vida está íntimamente ligada al distinguir a los humanos en dos categorías: un nosotros autorizado a disponer de la vida de otros, y un otro inincorporable en dicho nosotros, por tanto desposeído de nuestros derechos.
5-En varios grupos focales en sectores populares de Lima, un discurso común era que Sendero estuvo bien mientras ajusticiaba a abigeos, ladrones, infieles u homosexuales, pero empezó a actuar mal cuando empezó a meterse con otras personas de la comunidad. Estuvo bien mientras disponía de la vida de los otros. De aquellos que estaban excluidos, que no podían ser legítimamente incorporados en la comunidad local. Estuvo mal cuando empezó a meterse con los miembros de la comunidad.
6-También está muy difundida la idea que ciertos tipos de delitos merecen la pena capital (por ejemplo la violación o la pedofilia). O que ciertos tipos de delincuentes no son re-educables, y por tanto lo único que puede hacerse con ellos es aplicarles la pena de muerte (pues mientras vivan van a ser un peligro para la comunidad)-lo último lo he escuchado de honorables miembros de ONGs. En todos los casos, para ver a otros como "eliminables", cuya vida es dispensable y sin valor, se los tiene que poner en posiciones que impidan el poder incorporarlos como miembros legítimos de la comunidad (violadores, pedófilos, delincuentes violentos, etc.). El test más simple de si uno excluye de un "nosotros" a ciertas personas es preguntarse si uno se sentiría bien con que ellos sean las parejas de parientes sanguíneos.
7-Curiosamente, en los talleres que he realizado, algunas personas afirmaban que no tendrían problemas en emparentarse con Fujimori o algun delincuente de cuello blanco. Y, si uno ve las páginas de sociales, en las élites peruanas tampoco hay mucho problema en codearse con delincuentes convictos. Hay delitos que excluyen a las personas del nosotros y otros que no, por lo visto.
8-No estoy en condiciones de decir si esta dicotomía nos-alien es universal, o si podrá alguna vez ser superada. El lograrlo, el considerarnos a todos como iguales es, si se quiere, la utopía democrática. En todo caso en situaciones de inseguridad, cuando nuestra reproducción cotidiana no sólo es frágil (desempleo, bajos sueldos, inestabilidad laboral), sino peligra por la delincuencia, es más fácil que esta distinción entre un nos legítimo y un alien "peligroso" nos permitan ver a la vida del otro como dispensable. Más aún si la distinción va acompañada por la estigmatización del otro.
9-Finalmente, la dificultad para tratar el tema de la violencia política, sus causas y sus consecuencias, es que la única forma como lo hemos hecho, ha sido alienando de la comunidad nacional a aquellos acusados de "terrorismo". No los consideramos por tanto ciudadanos como nosotros (ciertamente, en algunos casos, ciudadanos que cometieron delitos por los que deben ser juzgados y penados), sino una especie de monstruos inhumanos y no reinsertables, y sus actos devienen en inanalizables, ininteligibles. Basta saber que son otros, monstruos sin derechos. Cuyos nombres pueden publicarse así hayan cumplido sus condenas o hayan sido liberados, cuya inocencia deben demostrar hasta la tumba.
10-Ya aquí lo último. Al iniciar el artículo no reparé en la similitud entre la conducta tipo Fuenteovejuna y la que mostramos en los blogs al tratar ciertos temas. En ambos casos, nuestros actos (o comentarios) se entienden si es que nuestras víctimas han sido despojadas de su "nosotridad", y es convertida en un alien ajeno. Y para el récord, ya antes en la antropología Rosaldo había señalado la relación entre respeto a la vida y alteridad a la que nos hemos referido al comienzo del post.
Etiquetas: Estado, Justicia, Linchamientos, Violencia
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