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24 feb. 2007

Sobre Silvio Por Silvio Rendon

Ya desde el post MEMORIA DEL SUBDESARROLLO en relación a Mitos que matan, me quedó dando vueltas la idea. En ese post José Alejandro Godoy incluye a Silvio Rodríguez como parte de los mitos de la dictadura castrista. Y tiene razón. En realidad es un pinche propagandista de Castro. Lo es. Claro que lo es. No hay ninguna duda al respecto. Es la banalidad del mal. La romantización de la violencia y la dictadura.

Afortunadamente, en esta ocasión el concierto de Silvio Rodríguez en Lima ha producido más debate (ver los Blogs peruanos al respecto) que hace veinte años, cuando lo trajo Alan García para el SICLA (Semana de la Integración Cultural Latinoamericana). ¿Alguien se acuerda? ¿Como no se podía conseguir entrada porque los apristas, recién debutando en el gobierno, regalaban entradas a su gente?

Definitivamente, no es que sea un gran poeta tampoco. Maritza Espinoza en ¿Unicornio azul? ¡Bah! nos los despanzurra y nos lo expone como recontrahuachafo. Sí, pues, también.

Sin embargo, a pesar de toda mi distancia con la dictadura castrista y de que encuentro pésimas algunas de las canciones, debo decir que hay muchas de Silvio Rodríguez que me gustan. Qué se le va a hacer. El propagandista es inspirado, pues. Las musas lo visitan y besan. Tiene ángel. Es como que a una persona de ideas democráticas le gusten las canciones de Cat Stevens, a pesar de su militancia musulmana radical, los poemas de Neruda a Stalin, la arquitectura fascista italiana... Lo pongo en esa categoría, ni más ni menos...

Y debo reconocer que no sólo es la música, sino algunas letras, como esta:

Canción en harapos

Que fácil es agitar un pañuelo a la tropa solar
del manifiesto marxista y la historia del hambre
que fácil es suspirar ante el gesto del hombre
que cumple un deber
y regalarle ropitas a la pobrecita
hija del chofer
que fácil de enmascarar sale la oportunidad.

Que fácil es engañar al que no sabe leer
cuántos colores, cuántas facetas tiene el pequeño burgués.

Que fácil es trascender con fama de original
pero se sabe que entre los ciegos el tuerto suele mandar
que fácil de apuntalar sale la vieja moral
que se disfraza de barricada
de los que nunca tuvieron nada
qué bien prepara su mascara el pequeño burgués.

Viva el harapo señor
y la mesa sin mantel
viva el que huela a callejuela
a palabrota y taller.

Desde una mesa repleta cualquiera decide aplaudir
la caravana en harapos de todos los pobres
desde un mantel importado y un vino añejado
se lucha muy bien
desde una mesa gigante y un auto elegante
se sufre también
en un amable festín se suele ver combatir.

Si fácil es abusar más fácil es condenar
y hacer papeles para la historia para que te haga un lugar.

Que fácil es protestar por la bomba que cayó
a mil kilómetros del ropero y del refrigerador
que fácil es escribir algo que invite a la acción
contra tiranos, contra asesinos
contra la cruz o el poder divino
siempre al alcance de la vidriera y el comedor.

Viva el harapo señor
y la mesa sin mantel
viva el que huela a callejuela
a palabrota y taller.

Es como si Silvio Rodríguez se cantara esta canción a sí mismo, pero claro: es parte de la propaganda. Donde algunos leen "que tales estos caviares. Así cualquiera es de izquierdas"; otros, los más jóvenes y más termocéfalos leerán "yo no seré así. Yo sí empuñaré mi metralleta y me iré al monte", mismo Quijote con sus libros de caballería. La incitación es muy clara... Mientras tanto él sigue siendo un famoso y necio que siempre anda viajando... En fin, tratemos de pasarla bien con los libros de caballería y con las canciones de Silvio Rodríguez. Nada más...


- Papi, papi. ¿Silvio Rodríguez también es un caviar?
- Si, mi hijito. Ese es la esencia del caviarismo.

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