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23 feb. 2007

Cultura fotocopia Por Silvio Rendon

Me voy enterando del debate a través de estos post:
El play de honor lo dio este artículo:
Oda a la fotocopia
Por Rocío Silva Santisteban
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la fotocopia anillada de un ejemplar completo se ha vuelto la manera imprescindible de poder estudiar, conocer, investigar, ergo, remontar lo que algunos sociólogos denominan "la colonialidad del saber".

En efecto, el saber ha pertenecido a las élites y ha sido organizado desde los grandes centros de poder.

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Además la fotocopia no funciona igual que la piratería: se sacan fotocopias por la necesidad de conocer lo que el libro dice; se reproducen copias piratas por satisfacer el lucro de sus productores y al ahorro que hace el lector de unas cuantas –o muchas– monedas dejando de pagar al editor, primero, y al autor, en último lugar.

En el sistema actual de copyright el autor no es el gran beneficiado. Y, además, ¿el deseo del autor se encuentra, me pregunto yo, en la ganancia por el copyright o en el prestigio por el libro? Hay autores que viven de sus derechos: en el Perú deben ser menos de una docena. La otra gran mayoría viven de las actividades adyacentes que el prestigio de sus firmas les otorga: de sus artículos, de conferencias, de investigaciones o de premios. Un autor de sociología o de derecho, ¿prefiere ganar por sus libros o que sus ideas se divulguen ampliamente a través de fotocopias usadas y ajadas que se transmiten de mano en mano? Y por último, ¿acaso el conocimiento es plausible de un derecho de propiedad?, ¿hasta qué punto se puede controlar la libertad de conocer y de saber? La fotocopia es una reivindicación imprescindible en un mundo académico injusto.
La respuesta de Carlos Contreras aparecida en los dos blogs mencionados anteriormente:
Si en el Perú los libros académicos no se fotocopiasen impunemente, como hoy sucede, sus tirajes serían mayores, sus precios serían más bajos, los estudiantes podrían estudiar en volúmenes conservables por más tiempo, conociendo quién es el autor y cómo se titula la obra; y, lo más importante, se escribirían más libros, porque los editores podrían contratar su hechura a los autores, con alguna seguridad de poder recuperar la inversión mediante la venta.

¿No se han percatado de que en el Perú no es escriben, casi, libros de texto universitario? ¿Que nuestros estudiantes tienen que educarse con libros de texto escritos para otras realidades? ¿Qué en nuestro medio las editoriales privadas de libros académicos han desaparecido y para publicar sólo queda depender de algún mecenazgo sin fines de lucro, como en los tiempos del Antiguo Régimen? Eso sí que es colonialidad del saber.
El comentario de Roberto Bustamente a Carlos Contreras:
En primer lugar, el lugar de enfoque: ¿acceso a la información o derechos sobre la obra? ¿el usuario o el autor?

Allí me parece que quienes han avanzado bastante es la gente que se ha organizado alrededor de Creative Commons y que proponen ante el copyright, el copyleft. Un punto medio entre la posición extrema de Rocío Silva y la defensa del derecho total sobre la obra, en la que el autor finalmente decide si el libro, la canción, el disco, la imagen, pueden ser reproducidos de acuerdo al fin que le de el usuario: si el usuario quiere lucrar o si no, si es para fin educativo o si no.
Es lo que he podido juntar sobre este debate.

Comentario: Este es un tema que siempre me ha fascinado. Veamos.
  1. No creamos que es un problema sólo del Perú. Ediciones pirata circulan por todos lados, pero tampoco creamos que por hacer un par de fotocopias ya se está violando los derechos de autor. Cada lugar tiene su ley, y en algunos lugares se puede fotocopiar capítulos de libros con fines educativos, sin violar ninguna ley. Ver por ejemplo aquí, en Georgia Tech. y en general aquí, the copyright site. El tema no está en prohibir las fotocopias, sino que se remunere a los/as autores/as cuando se las haga. Vas a un negocio de fotocopias y si fotocopias una obra protegida por derechos de autor se le carga una cantidad que va al autor. Si fotocopias un documento hecho por ti, no pagas esta cantidad. El tema es la evasión de parte de los fotocopiadores y el monitoreo de parte de una autoridad que proteja los derechos de los/as autores/as. Un tema siempre complicado. Con este cobro no se le restringe sustancialmente el acceso a la educación a las mayorías. Es como cobrar IGV. Por más fotocopia que sea, retendrá y pagará pues sus impuestos, ¿no? Pues también se le puede añadir el pago de derechos de autor.
  2. Por supuesto que la industria fotocopiadora tiene como afán el lucro. No son asociaciones sin fines de lucro. Pero aquí el tema es, ¿por qué estas empresas pueden entrar el mercado de producción de libros? Una explicación es que son informales y no pagan impuestos. Podría ser. Otra, relacionada, es que no pagan derechos de autor, pero éstos no representan una proporción sustancial del precio final del producto. Igual, también podría ser. ¿Y qué tal si es porque tienen costos de producción menores? Tal vez producir un libro fotocopiado es más barato que producirlo en imprenta. Las diferencias de calidad son sustanciales, pero estamos ante un público de bajos ingresos orientado al precio antes que a la calidad. Ya. Son bienes diferentes. ¿Y? Eso sólo quiere decir que hay mercados segmentados. Entonces la pregunta es ¿y por qué las casas editoriales no se portan con un producto dirigido a ese mercado y se llevan las ganancias ellas? En EEUU El Código da Vinci primero salió como libraco con pasta dura, después como libraco de pasta blanda y finalmente como libro de bolsillo a precio webo. No tendría sentido fotocopiar esa última edición. El mercado se fue descremando hasta que el pueblo se pudo comprar su libro de intriga. Bueno, ¿por qué las casas editoriales no se mueven un poco más y atienden al mercado misio, es decir, al de las grandes mayorías en el Perú? Esta pregunta no es diferente a una pregunta que hice hace veinte años a unos estudiantes de arquitectura de la UNI (cuando andaba yo metido en temas de economía urbana), ¿por qué Monterrey, Oechsle y Scala Gigante (para que vayan sacando línea cuál fue mi época) no ponen sucursales en los pueblos jóvenes? Las respuestas de estos estudiantes fue que la gente tiene cultura de comprar en el mercadillo con su casera, que una señora con polleras jamás iba a ir empujando su carrito de la compra como una señora burguesa, que los precios son más bajos en las paraditas (algunos respondieron "noo, el azúcar es mucho más barata en Monterrey. Tú no sabes porque no vas de compras..."), etc. Pues bien, veinte años después los pueblos jóvenes ya no son tan jóvenes y sí que hay supermercados con carritos y grandes discotecas. Tons, ¿podría darse algo así en el mercado de libros? Tal vez pensemos que la gente pobre prefiere su fotocopia anillada nomás. Una suerte de "cultura fotocopia", como antes se habló de la "cultura combi". Yo no lo creo. Dale un buen libro al mismo precio y ya verás lo que prefieren.
  3. No es cierto que los autores sólo quieran difundir su obra y no quieran comer sus frejoles. Se habrán resignado a que no les paguen mucho, pero ¿a quién no le gusta que le paguen? Aquí se plantea a la "cultura fotocopia" no sólo como cosa del lector, sino del autor mismo. Tampoco tampoco, pues. Una vez más, dale a elegir entre que le paguen y que no le paguen y ya verás lo que prefiere.
  4. Veamos ahora lo de Carlos Contreras. Creo que lo tiene al revés. Siguiendo con el ejemplo de la paradita. Es como si los supermercados dijeran que no pueden competir con las paraditas y por eso venden poco y cobran caro. Sin embargo, cuando los mercados entraron a las zonas de nuevas clases medias no les fue mal. Además, esas paraditas se hicieron Polvos Azules, Polvos Rosados, etc. Fueron reubicadas, acumularon, progresaron y muchas se formalizaron. Muy bien, en el caso de la producción de libros pirata, ¿podría ocurrir algo así?¿Le interesa de verdad a la industria del libro el segmento de más bajos ingresos o no? A la vez que es motivo de queja, pareciera al final la industria del libro atiende al segmento de relativamente más altos ingresos.
  5. Los libros de texto universitario. En economía he visto algunos libros escritos por colegas peruanos y no eran precisamente baratos. Eran libros para sus estudiantes de una universidad privada. La edición no parecía que estaba pensada para otros estudiantes, de universidades públicas, de menores recursos. Posiblemente, alguien piratee esos libros. Se les puede preguntar, ¿por qué no hicieron una edición más barata? Supongamos que prohiben las fotocopias o el pirateo de estos libros. Dado el tiraje, el precio de estos libros lejos de bajar, aumentará.
  6. "nuestros estudiantes tienen que educarse con libros de texto escritos para otras realidades". Aquí el tema es que el mercado del libro en otros países es gigante y aquí es pequeño, pero para nada es malo importar libros. Si hay un desarrollo tecnológico en otro país, pues lo incorporamos. El problema sería no tener acceso al conocimiento de frontera.
    (Esto me recuerda a la broma de Bryce sobre prohibir la transmisión de partidos internacionales para que el público peruano se conformara con el fútbol nacional).

    Creo que es un poco estirado atribuir el supuesto problema de usar libros "escritos para otras realidades" a las fotocopias. A todo esto, ilustrando mi punto anterior, nunca he visto a los "Siete Ensayos" en versión pirata. ¿Será porque esa sí es una edición popular? ¿La librería Minerva sí la vio y otras no? Creo que el pirateo y fotocopiado afecta más a la producción que viene de "otras realidades" que a la producción basada en la "realidad nacional".

    Hablemos ahora un poco más sobre el tema de la "realidad nacional". Por mi época, Folke Kafka escribió un libro de microeconomía con harto ejemplo de la realidad peruana. No sé si todavía se usa este libro. En el departamento de economía de la PUCP de esa época se dijo que no era el camino a seguir. Tal vez esperaban un libro con alguna otra teoría microeconómica. El libro de Kafka era la misma teoría micro que en cualquier otro libro, pero con ejemplos y motivaciones pertinentes a la realidad peruana. Además, en la PUCP se decía que tenía varios gazapos, erratas e imprecisiones. Recientemente la PUCP ha publicado dos textos de macreconomía de Félix Jiménez y de Waldo Mendoza. Sin duda son esfuerzos saludables, como el de Kafka, pero tampoco estamos ante otra macroeconomía, más peruana, digamos. Tal vez sí ante una macro más keynesiana, pero eso no es equivalente "a una macro más peruana", si algo así puede existir. Volviendo al tema de las fotocopias, realidad nacional o no nacional, creo que es un problema para las empresas libreras de proponerse llegar a los segmentos más pobres.
  7. Finalmente, comentando lo de Roberto Bustamante, como lo he explicado no veo una oposición tan aguda entre lectores y autores. Hasta los piratas y fotocopiadores y anilladores podrían pagar derechos de autor. Si de no pagar derechos de autor vinieran sus precios bajos, pues la calidad del libro sería la misma que la del original. Mi arma humeante son los costos de producción altos en la empresa librera y su orientación al segmento medio-alto. Las buenas noticias de todo esto son que hay un sector medio-bajo que podría ser atendido rentablemente por la industria del libro.
Hasta ahí.

Actualización: Leo un comentario de Carlos Contreras en este post Más sobre las fotocopias y la industria editorial donde comenta que la producción en offset es más barata que en fotocopia. Bien. El principal costo que se ahorra el pirata es la corrección, adecuación, diagramación, traducción, etc. Todos estos son costos fijos, que se reducen dentro del costo unitario a medida que se produce más. Si hay una demanda tan poderosa por libros como para requerir tantos libros fotocopiados o anillados, pues la escala de producción del original debería aumentar, reduciendo los costos fijos y devolviendo competitividad a la industria del libro. El ejemplo de Carlos es bueno, si duplican el tiraje, pues no les ganan. ¿Por qué no lo hacen? El libro suele ser un bien elástico, en que un precio bajo incentiva fuertemente a una mayor compra. Tal vez los piratas e informales están viendo algo que los formales no ven. Están completando el mercado atendiendo al segmento bajo. Sí, los autores quieren su librito bien tiza, ta bien, pero una vez que presentaron el libro y se acabó el efecto inicial, los siguientes ejemplares pueden ser más baratos, como si se piratearan a sí mismos.

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