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10 nov. 2007

Caimanes del mismo pozo Por Silvio Rendon











Los medios no han dejado pasar el segundo acercamiento Chávez-García.








Petróleo uniría a Chávez y a García dice La República,
García coquetea con Chávez dice Correo. ¿Cómo se puede leer este acercamiento?

Dos posibilidades. O bien García prepara un viraje al estilo la estatización de la banca, o bien estamos ante una maniobra. García y el APRA son lo suficientemente ambiguos como para que no quede claro.

El primer escenario pasa por aceptar que García siempre fue y será un populista. Tendrá un acercamiento temporal a las derechas en su segundo gobierno. Tendrá nuevos "Carbonettos", esta vez de derechas, pero el verdadero García es el que desde Francia escribiría proclamas denunciando el neoliberalismo y la globalización en el mundo. Esto ya lo he analizado exhaustivamente en este blog. Una señal para este viraje es su pedido a Chávez de buscarse mejores aliados en el Perú. García sería un mejor aliado de Chávez que el opositor Ollanta Humala. Claro, García sería menos permisivo con Chávez de lo que han evidenciado otros presidentes de la región. García le pondría condiciones y Chávez podría aceptar.

El segundo escenario significaría que García está simplemente utilizando a Chávez para dar la imagen de un viraje populista. ¿Por qué tendría que hacer algo así? Lo más obvio es que es una forma de llamar la atención en los EEUU sobre lo que podría pasar si no aprueban el TLC. Un indicio para esta visión es que ha sido muy oportuno que justo después de la votación en representantes, y una semana antes de la votación en el senado, García hiciera este sonado acercamiento. Al fin y al cabo esta era la estrategia de García en el TLC: jugar la carta política de "si no hay TLC, me voy con Chávez" (a diferencia de Hernando de Soto que incidía más en su consultoría pomposamente llamada "TLC hacia adentro"). Bajo esta óptica, tiene algo de sentido haber respondido con estruendo a una mera manifestación sindical. Lo fuerte era la huelga minera. Si bien algunos congresistas americanos ven en ello una acitud antisindical de parte del gobierno, otros tienen una lectura política del asunto y ven al Perú cayendo en manos del desorden, la inviabilidad y, al fin de todo, de Chávez.

La ambigüedad en política resulta beneficiosa en muchas ocasiones. Quienes se van a los extremos acaban por perder, pues no logran representar al votante mediano. Aquí estamos ante un juego, repetido y a varias bandas. García no se ha cerrado ninguna opción. Tiene mucha amplitud en lo que puede hacer. No tiene prisa en definirse, pues le ha ido bien jugando como lo ha hecho. Incluso, por especular que no quede, García podría razonar que con el TLC se ha inclinado mucho en una dirección y ahora necesita recuperar equilibrio en la otra: abriendo puertas (y cerrando heridas) con Hugo Chávez y con las políticas que él representa. Todo es posible con García....

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