Malas costumbres en la TV peruana Por Daniel Salas
Seguramente muchos ya vieron el reportaje de La ventana indiscreta preparado por César Hildebrandt Chávez en torno a Melissa Patiño. Me parece una vergüenza.
Como todos saben, mi posición es exactamente la opuesta a cualquier forma de socialismo y observo con desconcertado asombro a quienes, siendo jóvenes o mayores, insisten en promover ideas descartadas por la evidencia. El socialismo crea pobreza, profundiza la exclusión social y promueve la infelicidad. Recientemente, Evo Morales ha sostenido en cambio que debemos "deshacernos del capitalismo". Lo que yo creo es que más bien tendríamos que deshacernos de demagogos como él y de Hugo Chávez, su impresentable socio.
Me parece por ello necesario y urgente debatir nuevas ideas y difundir el valor de la libertad, así como restaurar el pensamiento crítico radical: lo veo como urgente y como necesario porque estoy harto de la pobreza, de las ollas vacías, de las miradas frustradas, del desempleo, de las muertes de los niños porque se incendió su casa de esteras, harto de ver a la gente sufrir enfermedades que pueden ser curadas, de los huelguistas abaleados, cansado de la miseria de la educación peruana, con aulas que se caen a pedazos y maestros con salarios deprimentes, cansado igualmente de los prejuicios raciales y estamentales, de los obispos con aristocráticos aires de perdonavidas, de los ministros que subvencionan el pescado, de los críticos culturales que promocionan la mediocridad y el antiintelectualismo.
El reportaje propalado ayer y que pueden ver aquí es otra muestra más de esa detestable medianía, en este caso, de una clara manipulación informativa ostensiblemente retórica. Hagan la prueba: grábense a sí mismos con poca luz mientras sonríen; luego editen esa sonrisa en cámara lenta y usando de fondo alguna melodía truculenta. Les aseguro que nadie, ni siquiera la madre Teresa, podría saltar la valla de tal demolición de la imagen. Es un recurso barato, del nivel, digamos de gente como Guillermo Throndike, pero cualquiera lo puede perpetrar recurriendo a una simple cámara y a un manido truco de edición. Y cualquiera puede ser la víctima. Hay que repudiar, también, la vileza de atribuirle a la muchacha una "pareja sentimental" para agredir a quien (como no podría ser de otra manera) la defiende. Me parece una inmunda bajeza, Cecilia, que apruebes tales métodos.
La ventana indiscreta no pudo probar ayer nada contra Melissa Patiño. Nada, por lo menos, que sea un delito tipificable por las leyes penales peruanas. El reportaje no menciona ninguna norma que haya sido trasgredida, ningún hecho que constituya un ilícito penal. Supongo que en el Perú se vive dentro de un estado de derecho en el cual nadie puede ser perseguido por sus ideas, como tampoco nadie puede ser juzgado por acciones cometidas fuera del territorio. Y eso debe ser válido para todos, incluso para los ingenuos y las ingenuas.
Por mí, que la Coordinadora Continental Bolivariana desaparezca en este instante. Este es un objetivo que se debe lograr en el campo de las ideas. Hay que trabajar especialmente con los jóvenes, porque otras generaciones parecen ya estar perdidas y condenadas al sectarismo. Pero la lucha por demostrar la superioridad moral de la libertad y la democracia por sobre el autoritarismo y la opresión burocrática se debe ganar en el terreno de la discusión y, sobre todo, de la demostración práctica mediante la misma ejecución de los principios cívicos.
Como todos saben, mi posición es exactamente la opuesta a cualquier forma de socialismo y observo con desconcertado asombro a quienes, siendo jóvenes o mayores, insisten en promover ideas descartadas por la evidencia. El socialismo crea pobreza, profundiza la exclusión social y promueve la infelicidad. Recientemente, Evo Morales ha sostenido en cambio que debemos "deshacernos del capitalismo". Lo que yo creo es que más bien tendríamos que deshacernos de demagogos como él y de Hugo Chávez, su impresentable socio.
Me parece por ello necesario y urgente debatir nuevas ideas y difundir el valor de la libertad, así como restaurar el pensamiento crítico radical: lo veo como urgente y como necesario porque estoy harto de la pobreza, de las ollas vacías, de las miradas frustradas, del desempleo, de las muertes de los niños porque se incendió su casa de esteras, harto de ver a la gente sufrir enfermedades que pueden ser curadas, de los huelguistas abaleados, cansado de la miseria de la educación peruana, con aulas que se caen a pedazos y maestros con salarios deprimentes, cansado igualmente de los prejuicios raciales y estamentales, de los obispos con aristocráticos aires de perdonavidas, de los ministros que subvencionan el pescado, de los críticos culturales que promocionan la mediocridad y el antiintelectualismo.
El reportaje propalado ayer y que pueden ver aquí es otra muestra más de esa detestable medianía, en este caso, de una clara manipulación informativa ostensiblemente retórica. Hagan la prueba: grábense a sí mismos con poca luz mientras sonríen; luego editen esa sonrisa en cámara lenta y usando de fondo alguna melodía truculenta. Les aseguro que nadie, ni siquiera la madre Teresa, podría saltar la valla de tal demolición de la imagen. Es un recurso barato, del nivel, digamos de gente como Guillermo Throndike, pero cualquiera lo puede perpetrar recurriendo a una simple cámara y a un manido truco de edición. Y cualquiera puede ser la víctima. Hay que repudiar, también, la vileza de atribuirle a la muchacha una "pareja sentimental" para agredir a quien (como no podría ser de otra manera) la defiende. Me parece una inmunda bajeza, Cecilia, que apruebes tales métodos.
La ventana indiscreta no pudo probar ayer nada contra Melissa Patiño. Nada, por lo menos, que sea un delito tipificable por las leyes penales peruanas. El reportaje no menciona ninguna norma que haya sido trasgredida, ningún hecho que constituya un ilícito penal. Supongo que en el Perú se vive dentro de un estado de derecho en el cual nadie puede ser perseguido por sus ideas, como tampoco nadie puede ser juzgado por acciones cometidas fuera del territorio. Y eso debe ser válido para todos, incluso para los ingenuos y las ingenuas.
Por mí, que la Coordinadora Continental Bolivariana desaparezca en este instante. Este es un objetivo que se debe lograr en el campo de las ideas. Hay que trabajar especialmente con los jóvenes, porque otras generaciones parecen ya estar perdidas y condenadas al sectarismo. Pero la lucha por demostrar la superioridad moral de la libertad y la democracia por sobre el autoritarismo y la opresión burocrática se debe ganar en el terreno de la discusión y, sobre todo, de la demostración práctica mediante la misma ejecución de los principios cívicos.
Etiquetas: Cecilia Valenzuela, César Hildebrandt Chávez, Derechos Humanos, La ventana indiscreta, Melissa Patiño
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