¿Es rentable la minería? Por Silvio Rendon
La pregunta puede llamar la atención. ¿Cómo no va a ser rentable? Basta mirar el aporte de la minería a las exportaciones. Sin embargo, como cualquier agente privado las mineras no toman en cuenta las externalidades. Podrán tener algún tipo de política de relaciones públicas con las comunidades aledañas y crear algún tipo de infraestructura, pero eso no tiene por qué ser una compensación completa por la contaminación que producen. Y no tiene por qué serlo, simplemente porque no tienen ningún incentivo para hacerlo. ¿Para qué compensar con más si pueden hacerlo con menos? Es un caso típico de externalidad.
Obviamente, los perjudicados se quejan, ¿pero qué ocurre? Antes de analizar el caso, la autoridad pública ya tomó partido a favor de una de las partes: Valdivia: posición intransigente solo perjudicará a localidad de Combayo. La labor de la autoridad pública es corregir el problema de la externalidad, promoviendo un acuerdo entre las partes. Al menos podría no intervenir dejando que las partes se pongan de acuerdo. Que apliquen el teorema de Coase sin que nadie se meta. Pero no. Interviene a favor de una de las partes con lo que le da una fuerza que no tiene. Los pobladores de Combayo reaccionan como reaccionan en muchas partes del mundo cuando se ven perjudicados. Así reaccionan los agricultores franceses o españoles.
No es un tema de falta de capital humano. Por el contrario, a más educación, más conciencia de los derechos y más protesta. Veamos sino la protesta que se montó en Tambogrande contra la minera canadiense Manhattan. Los pobladores de Tambogrande, que colonizaron esas tierras con el apoyo del Banco Mundial en 1948, se defendieron en todos los frentes llegando incluso a realizar un referéndum. Evaluaron que su bienestar era mayor sin minería que con: "Agro sí, mina no" era su consigna. Cada individuo sabe cómo le va mejor. Desmerecer una protesta como fruto de la falta de educación o de alguna baja pasión es simplemente negar el problema de la externalidad.
Con el cierre de operaciones la minera Yanacocha ha optado por no negociar, y en esta estrategia cuenta con el apoyo una autoridad pública parcializada y de una prensa afín que desmerece los intereses de la parte perjudicada, con lo que niega el conflicto de intereses, por lo que recomienda la represión sin cortapisas:
Se puede encontrar mineral en las tierras de una comunidad campesina o muy cerca de ésta. El recurso es de "todos los peruanos", por lo tanto, el estado peruano lo concesiona a un particular y lo defiende como si fuera el interés de "todos los peruanos" con policías pagados por "todos los peruanos" a través de sus impuestos. Si se trata de compensar a la comunidad, el estado cobra a la minera un impuesto, o un "aporte voluntario", en nombre de "todos los peruanos" y ya verá cuánto le asigna a la comunidad perjudicada. Entonces, supuestamente, no hay ningún problema de externalidad. Ignorando estos costos indeseables, la actividad minera es rentable. Se barre bajo la alfombra.
Lamentablemente quienes son criticos de esta situación tampoco suelen razonar en términos económicos. Es un tema de "nacionalismo": que las mineras paguen al estado, como si el "estado" y no las comunidades vecinas fueran las perjudicadas por la externalidad. Es un tema de reinvindicacionismo al estilo de la novela indigenista de los sesentas o al discurso de Eliane Karp: es la reinvidicación de los andinos vistos como seres inferiores por una visión brichero-paternalista-conservacionista. Hay un evidente desprecio racista, pero lamentablemente algunos de los llamados defensores de los campesinos a veces suelen caer en el mismo desprecio que critican. No, es un tema de derecho de propiedad mal definido. El malestar lo tiene un ciudadano peruano residente en una zona rural vecina a una mina, como lo podría tener un farmer americano perjudicado por una minera vecina a su propiedad o cualquier ser racional en cualquier lugar del mundo. Con un par de conceptos básicos de economía el debate nacional podría mejorar sustancialmente.
Volviendo a la pregunta del título; bien podría ser que si los costos ambientales se tomaran en cuenta correctamente y se hiciera un análisis costo-beneficio de verdad, resultaría que muchas minas no son rentables y tendrían que cerrar.
James Dean en Gigante (1956). Encontró petróleo en su chacrita. En Texas se hizo rico. En el Perú el estado se lo hubiera quitado, pues el estado es el propietario del subsuelo...
Obviamente, los perjudicados se quejan, ¿pero qué ocurre? Antes de analizar el caso, la autoridad pública ya tomó partido a favor de una de las partes: Valdivia: posición intransigente solo perjudicará a localidad de Combayo. La labor de la autoridad pública es corregir el problema de la externalidad, promoviendo un acuerdo entre las partes. Al menos podría no intervenir dejando que las partes se pongan de acuerdo. Que apliquen el teorema de Coase sin que nadie se meta. Pero no. Interviene a favor de una de las partes con lo que le da una fuerza que no tiene. Los pobladores de Combayo reaccionan como reaccionan en muchas partes del mundo cuando se ven perjudicados. Así reaccionan los agricultores franceses o españoles.
No es un tema de falta de capital humano. Por el contrario, a más educación, más conciencia de los derechos y más protesta. Veamos sino la protesta que se montó en Tambogrande contra la minera canadiense Manhattan. Los pobladores de Tambogrande, que colonizaron esas tierras con el apoyo del Banco Mundial en 1948, se defendieron en todos los frentes llegando incluso a realizar un referéndum. Evaluaron que su bienestar era mayor sin minería que con: "Agro sí, mina no" era su consigna. Cada individuo sabe cómo le va mejor. Desmerecer una protesta como fruto de la falta de educación o de alguna baja pasión es simplemente negar el problema de la externalidad.
Con el cierre de operaciones la minera Yanacocha ha optado por no negociar, y en esta estrategia cuenta con el apoyo una autoridad pública parcializada y de una prensa afín que desmerece los intereses de la parte perjudicada, con lo que niega el conflicto de intereses, por lo que recomienda la represión sin cortapisas:
Lo de Yanacocha no sorprende. Hace años que el cura Arana, un alemancito excéntrico y un amplio abanico de ONG le hacen una hipócrita guerrilla diaria, manipulando la ignorancia, los temores, los apetitos y los resentimientos del campesinado. Como Toledo no podía ser más inoperante y estaba capturado por los caviares, nunca hizo nada por desactivar esta bomba de tiempo que amenazaba a uno de nuestros principales exportadores, como pedirle a la Iglesia que destaque a otro sitio a Arana, imponer la autoridad del Estado y controlar efectivamente a las ONG a través de la APCI.El tema es que en el Perú los derechos del propiedad no son del todo privados. Yo puedo ser propietario de una casa, pero el estado es el propietario del subsuelo y me puede quitar mi casa si encuentro petróleo. No es como en otros países donde James Dean encuentra petróleo en su chacrita y se hace rico (Ver "Gigante"). Si James Dean encuentra petróleo u oro en su chacra en el Perú, viene el estado y se lo quita, porque lo que está en el subsuelo es "de todos los peruanos". Bajo ese lema falaz James Dean se queda en la más miserable pobreza, no importa cuánto haya trabajado. En Texas James Dean se vuelve rico, en el Perú se vuelve un pobre ignorante resentido. Después nos preguntaremos por qué seguimos pobres, mientras otros se hacen ricos y no encontraremos respuestas...
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Ahora no queda más que restablecer el principio de autoridad. A ver si el gobierno aprista se chupa a lo Toledo y ya nadie lo vuelve a respetar nunca más, porque lo peor que podría hacer es ordenar inicialmente reprimir, para luego retroceder y encima traicionar y juzgar penalmente a las fuerzas del orden, como hizo Toledo en Arequipa y Puno. Si va a actuar así, mejor que no haga nada.
A. Mariátegui. Estalló la primera bomba andina
Se puede encontrar mineral en las tierras de una comunidad campesina o muy cerca de ésta. El recurso es de "todos los peruanos", por lo tanto, el estado peruano lo concesiona a un particular y lo defiende como si fuera el interés de "todos los peruanos" con policías pagados por "todos los peruanos" a través de sus impuestos. Si se trata de compensar a la comunidad, el estado cobra a la minera un impuesto, o un "aporte voluntario", en nombre de "todos los peruanos" y ya verá cuánto le asigna a la comunidad perjudicada. Entonces, supuestamente, no hay ningún problema de externalidad. Ignorando estos costos indeseables, la actividad minera es rentable. Se barre bajo la alfombra.
Lamentablemente quienes son criticos de esta situación tampoco suelen razonar en términos económicos. Es un tema de "nacionalismo": que las mineras paguen al estado, como si el "estado" y no las comunidades vecinas fueran las perjudicadas por la externalidad. Es un tema de reinvindicacionismo al estilo de la novela indigenista de los sesentas o al discurso de Eliane Karp: es la reinvidicación de los andinos vistos como seres inferiores por una visión brichero-paternalista-conservacionista. Hay un evidente desprecio racista, pero lamentablemente algunos de los llamados defensores de los campesinos a veces suelen caer en el mismo desprecio que critican. No, es un tema de derecho de propiedad mal definido. El malestar lo tiene un ciudadano peruano residente en una zona rural vecina a una mina, como lo podría tener un farmer americano perjudicado por una minera vecina a su propiedad o cualquier ser racional en cualquier lugar del mundo. Con un par de conceptos básicos de economía el debate nacional podría mejorar sustancialmente.
Volviendo a la pregunta del título; bien podría ser que si los costos ambientales se tomaran en cuenta correctamente y se hiciera un análisis costo-beneficio de verdad, resultaría que muchas minas no son rentables y tendrían que cerrar.
James Dean en Gigante (1956). Encontró petróleo en su chacrita. En Texas se hizo rico. En el Perú el estado se lo hubiera quitado, pues el estado es el propietario del subsuelo...
Etiquetas: Economía
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