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18 ene. 2008

La búsqueda de justicia y la confianza en si mismos Por Carlos Mejía

Los sindicalistas de Camposol acaban de realizar una huelga, de los más de 3000 trabajadores, que laboran en el periodo de previo a la cosecha larga, han sido despedidos alrededor de 400. La huelga movilizo alrededor de 600 trabajadores y tenia como objetivo la reincorporación de todos los despedidos. Se formaron piquetes para impedir el ingreso de los demás trabajadores, pero fueron superados por las fuerzas policiales que ese día contaron con las camionetas de la empresa. Un día antes, la policía intervino el local sindical e interrumpió una asamblea del mismo. A golpes fueron desalojados de su local más de 300 trabajadores reunidos.

Estos días los principales dirigentes de dicho sindicato han estado en Lima tratando de hacer llegar sus pedidos a los principales medios de comunicación, el gobierno y solicitando la solidaridad de los sindicalistas.

La búsqueda de justicia en el país es un tema recurrente. Las maneras para hallarla son esquivas y difusas cuando no simplemente inútiles. Conversando con uno de los dirigentes, me expresaba su necesidad de hallar una solución pronta. Se busca una reunión con el presidente del país, para que de alguna forma arregle el entuerto. De alguna forma. Una forma mágica.

Hace muchos años, en las clases universitarias Cotler nos decía que cuando no hay ciudadanía, la gente lo que busca es un buen patrón. No se desea acabar con los patrones, sino cambiarlo por uno que si resuelva las cosas. Es decir, la búsqueda de justicia se transforma en la búsqueda de un justiciero, un campeón que nos saque las castañas del fuego. No sé mucho de psicología, pero imagino que tal dependencia de un agente externo, tiene que tener como correlato una autoestima golpeada y débil.

¿Cómo así, tanta gente que enfrenta situaciones difíciles, muchas veces extremas, termina echando su suerte a los dioses de turno? Tal vez no se trate simplemente de situaciones difíciles, los empresarios nativos frente a la globalización no han dado muestras de mucho valor para enfrentar la competencia de las trasnacionales que ingresan. Bajo un manto de moderno pragmatismo prefieren vender antes de competir. Podría pensar en los jugadores de fútbol que cuando enfrentan a Brasil, Argentina y ahora hasta con Ecuador se empequeñecen y enredan. El estado peruano frente al estado chileno tampoco es pues un modelo de valor. A otro nivel, muchas parejas mantienen décadas de infelicidad porque terminar una relación requiere de asumir la incertidumbre del futuro.

Mucho tiempo hemos sido una sociedad donde los individuos han necesitado del grupo, para hacer valer sus derechos individuales. Ahora hasta las propias colectividades se muestran dubitativas e inseguras. Quería terminar este post con un tono optimista, pero esta mañana, no me sale nada por ese lado.

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