Los blogs, la publicidad y la falta de imaginación Por Daniel Salas
Escribo este post inspirado en viejas y recientes discusiones sobre el poder, la influencia y la calidad de los blogs en el Perú. He leído y escuchado que se discute si "con el tiempo" los blogs van a sustituir a la prensa o bien si los bloggers poseen alguna particularidad que los hace distintos de los periodistas. Pues bien, mi idea es que el error de estas discusiones reside en reducirlas a cuestiones temporales ("a medida que el movimiento de los blogs avance") o bien formales ("un blog es como un diario", "un blog no es un medio de prensa", etc.). Para mí es cada vez más claro que el dilema se encuentra entre profesionalidad y afición, entre conocimiento y mera opinión. Si no se trabaja en la calidad de la escritura y de las ideas, los blogs peruanos no alcanzarán la calidad suficiente para sustituir a los medios impresos. A lo más, llegarán al mismo nivel de chabacanería y simplicidad cada vez más dominante.
Para sustentar mi idea, se me ha ocurrido presentar como analogía el caso de la publicidad peruana. Sin duda, la publicidad peruana tiene décadas de haber aprendido a trabajar con diferentes y nuevos medios. Su problema no es la carencia de recursos técnicos, ni la falta de experiencia, sino la impresionante pobreza de sus ideas, el raquitismo de su imaginación, la torpeza rudimentaria de su arte y la idea de perros pavlovianos que tiene del público peruano, el cual ha de salivar cada vez que ve la cerveza o el teléfono celular que se asocia a una o dos nalgas. Veo publicidad peruana y me da vergüenza; escucho discutir a los bloggers y siento que no se ha logrado salir de los lugares comunes y de la celebración ególatra. La analogía me parece bastante clara: el problema no es el acceso al recurso sino lo que se sabe y se aspira a realizar con él.
En todos los años que llevo en Estados Unidos, no he podido ver en televisión ninguna publicidad sexista, ningún afiche armado bajo la estrategia de involucrar al sexo entre las razones por las cuales debo comprar un teléfono, una cerveza o una gaseosa. Por cierto, no puedo asegurar que no exista, sí puedo afirmar que no la veo. Como repito, la diferencia no puede deberse a los recursos materiales, sino a la seriedad y el profesionalismo con que unos se toman el trabajo, frente a la sensibilidad chabacana, insultante e inculta de los otros.
Por eso mismo, no creo que la revolución de los blogs sea un asunto de años. Si acaso se produce, ha de ser un asunto de mejora notoria de la calidad, de expansión de la escritura, la información y la crítica. Los blogs deberían estar haciendo aquello que los medios impresos, por presiones económicas o políticas, han renunciado a hacer.
El problema no es, por lo tanto, si un blogger es o no es un periodista, sino si tiene la capacidad para aportar al flujo informativo o bien si lo único que puede hacer es resonar como un eco acrítico de lo que está en boga.
Para sustentar mi idea, se me ha ocurrido presentar como analogía el caso de la publicidad peruana. Sin duda, la publicidad peruana tiene décadas de haber aprendido a trabajar con diferentes y nuevos medios. Su problema no es la carencia de recursos técnicos, ni la falta de experiencia, sino la impresionante pobreza de sus ideas, el raquitismo de su imaginación, la torpeza rudimentaria de su arte y la idea de perros pavlovianos que tiene del público peruano, el cual ha de salivar cada vez que ve la cerveza o el teléfono celular que se asocia a una o dos nalgas. Veo publicidad peruana y me da vergüenza; escucho discutir a los bloggers y siento que no se ha logrado salir de los lugares comunes y de la celebración ególatra. La analogía me parece bastante clara: el problema no es el acceso al recurso sino lo que se sabe y se aspira a realizar con él.
En todos los años que llevo en Estados Unidos, no he podido ver en televisión ninguna publicidad sexista, ningún afiche armado bajo la estrategia de involucrar al sexo entre las razones por las cuales debo comprar un teléfono, una cerveza o una gaseosa. Por cierto, no puedo asegurar que no exista, sí puedo afirmar que no la veo. Como repito, la diferencia no puede deberse a los recursos materiales, sino a la seriedad y el profesionalismo con que unos se toman el trabajo, frente a la sensibilidad chabacana, insultante e inculta de los otros.
Por eso mismo, no creo que la revolución de los blogs sea un asunto de años. Si acaso se produce, ha de ser un asunto de mejora notoria de la calidad, de expansión de la escritura, la información y la crítica. Los blogs deberían estar haciendo aquello que los medios impresos, por presiones económicas o políticas, han renunciado a hacer.
El problema no es, por lo tanto, si un blogger es o no es un periodista, sino si tiene la capacidad para aportar al flujo informativo o bien si lo único que puede hacer es resonar como un eco acrítico de lo que está en boga.
Etiquetas: blogósfera peruana, publicidad
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