Los "empresarios liberales" Por Silvio Rendon
Hace poco Mirko Lauer se preguntaba por "empresarios liberales" que se arriesguen a darle un espacio en la pantalla chica a César Hildebrandt, a pesar de no estar de acuerdo con él ni de gustarles su estilo (ver aquí y aquí, Actualización 4).
Un empresario debería simplemente preocuparse de sus negocios y debería encontrarle rentabilidad a las diversas oportunidades. No por gusto el Che Guevara es un gran fenómeno comercial en el mundo. La popularidad de su imagen ha acabado por dar dinero a gente que muy probablemente no comparta sus ideas (en el Perú era muy popular en calcomanías y tapabarros de camión). Entonces, César Hildebrandt en su actual etapa izquierdista, y las izquierdas en general, deberían ser vistas como grandes oportunidades de negocios en el país. Muchos empresarios podrían hacerse ricos a la vez que dan trabajo a mucha gente que tiene dificultad para encontrarlo. ¿Por qué no ocurre?
El mismo Hildebrandt da hoy dos razones por las cuales esto no se daría: no hay esos empresarios en la televisión y el poder político doblega a los anunciantes a través de la SUNAT. Veamos.
Bien puede ocurrir que que haya un statu quo anquilosado, y que el puñado de empresarios televisivos existente tenga conductas miopes y muy aversas al riesgo. Pero entonces deberían surgir nuevos empresarios que vayan de lo pequeño a lo grande y acaben por desplazar a los antiguos dinosaurios. Si Hildebrandt, por ejemplo, tiene mucho público y su programación es buena, debería enriquecer a su empresario, por más pequeño que sea inicialmente. Tal vez, incluso, podría recurrir a la internet, que no existía hace tres décadas. Que la gente que dice que le gusta Hildebrandt pague por verlo directamente. Ni siquiera tendría por qué depender, inicialmente al menos, de los temerosos auspiciadores, tan vulnerables ante el poder político. El público, si es tan numeroso como se dice que es, haría crecer el proyecto. No hay por qué estar peleándose para que los pocos grandes empresarios existentes le tengan que dar cabida.
De hecho, es muy curioso que en el Perú, país donde las izquierdas llegaron a tener casi el 30% de intención de voto, no se hayan constituído medios televisivos de izquierdas o centro-izquierdas. Estos sectores no pudieron conservar el capital político que tuvieron en los ochentas. Y quienes los acompañaban posiblemente tuvieron épocas de vacas gordas, pero no supieron prepararase para afrontar épocas de vacas flacas. En esta década, sin embargo, asistimos a una "re-izquierdización" del panorama político, en parte venida desde fuera por el horizonte Chávez y en parte, de dentro por el surgimiento del humalismo como fuerza política. Eso significa mercado potencial esperando ser explorado y explotado, claro, no necesariamente por César Hildebrandt. Todo este espacio de mercado y político debería traducirse en rentabilidad y en un contrapeso político al poder del gobierno actual.
Si esto es así, el problema entonces no es que no haya "empresarios liberales", sino que no haya quienes quieran convertirse en "empresarios liberales" que se animen a desafiar a los primeros. Puede ser. Sin embargo, alternativamente, puede ser que estas oportunidades de negocios no sean tan esplendorosas como parecen. Los empresarios existentes mal que bien salen adelante con lo que tienen. Precisamente porque ya son "liberales" es que se quedan como están y tampoco entra nadie más a desafiarlos. Un tema para explorarlo más a fondo.
Un empresario debería simplemente preocuparse de sus negocios y debería encontrarle rentabilidad a las diversas oportunidades. No por gusto el Che Guevara es un gran fenómeno comercial en el mundo. La popularidad de su imagen ha acabado por dar dinero a gente que muy probablemente no comparta sus ideas (en el Perú era muy popular en calcomanías y tapabarros de camión). Entonces, César Hildebrandt en su actual etapa izquierdista, y las izquierdas en general, deberían ser vistas como grandes oportunidades de negocios en el país. Muchos empresarios podrían hacerse ricos a la vez que dan trabajo a mucha gente que tiene dificultad para encontrarlo. ¿Por qué no ocurre?
El mismo Hildebrandt da hoy dos razones por las cuales esto no se daría: no hay esos empresarios en la televisión y el poder político doblega a los anunciantes a través de la SUNAT. Veamos.
Bien puede ocurrir que que haya un statu quo anquilosado, y que el puñado de empresarios televisivos existente tenga conductas miopes y muy aversas al riesgo. Pero entonces deberían surgir nuevos empresarios que vayan de lo pequeño a lo grande y acaben por desplazar a los antiguos dinosaurios. Si Hildebrandt, por ejemplo, tiene mucho público y su programación es buena, debería enriquecer a su empresario, por más pequeño que sea inicialmente. Tal vez, incluso, podría recurrir a la internet, que no existía hace tres décadas. Que la gente que dice que le gusta Hildebrandt pague por verlo directamente. Ni siquiera tendría por qué depender, inicialmente al menos, de los temerosos auspiciadores, tan vulnerables ante el poder político. El público, si es tan numeroso como se dice que es, haría crecer el proyecto. No hay por qué estar peleándose para que los pocos grandes empresarios existentes le tengan que dar cabida.
De hecho, es muy curioso que en el Perú, país donde las izquierdas llegaron a tener casi el 30% de intención de voto, no se hayan constituído medios televisivos de izquierdas o centro-izquierdas. Estos sectores no pudieron conservar el capital político que tuvieron en los ochentas. Y quienes los acompañaban posiblemente tuvieron épocas de vacas gordas, pero no supieron prepararase para afrontar épocas de vacas flacas. En esta década, sin embargo, asistimos a una "re-izquierdización" del panorama político, en parte venida desde fuera por el horizonte Chávez y en parte, de dentro por el surgimiento del humalismo como fuerza política. Eso significa mercado potencial esperando ser explorado y explotado, claro, no necesariamente por César Hildebrandt. Todo este espacio de mercado y político debería traducirse en rentabilidad y en un contrapeso político al poder del gobierno actual.
Si esto es así, el problema entonces no es que no haya "empresarios liberales", sino que no haya quienes quieran convertirse en "empresarios liberales" que se animen a desafiar a los primeros. Puede ser. Sin embargo, alternativamente, puede ser que estas oportunidades de negocios no sean tan esplendorosas como parecen. Los empresarios existentes mal que bien salen adelante con lo que tienen. Precisamente porque ya son "liberales" es que se quedan como están y tampoco entra nadie más a desafiarlos. Un tema para explorarlo más a fondo.
Etiquetas: César Hildebrandt, Empresarios, Periodismo
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