Vacas sagradas Por Silvio Rendon
Esta mañana leía En este artículo de Mirko Lauer en el que pedía que alguien le dé un espacio a Hildebrandt:
Es muy extraño que el periodista que consistentemente gana las encuestas del who is who profesional haya llegado al desempleo. Algunos dicen que ese es un comentario sobre su personalidad. Probablemente sí, o también. Pero no hay manera de que no sea también un comentario sobre los propietarios de los medios audiovisuales en el Perú.Hace poco leo esta reacción del periodista Marco Sifuentes:
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Cada vez más los dueños de medios en el Perú se han ido acostumbrando a trabajar menos con periodistas y más con locutores.
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cuando todos están pensando parecido, nadie está pensando demasiado. Más todavía cuando los principales avisadores piensan todo parecido.
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Desde el punto de vista de la Ley de Sociedades Mercantiles las empresas están en su derecho de contratar a Hildebrandt o no. Desde el punto de vista del servicio al público, una hipotética asociación de usuarios de TV (i.e. la opinión pública) algo tendría que decir sobre esta aparente debilidad de la libre competencia.
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¿Existe el empresario liberal dispuesto a contratar a Hildebrandt en su canal a pesar de discrepar con sus ideas y su estilo?
Comentario: Mi reacción al respecto es la siguiente:Podemos no estar siempre de acuerdo con él, pero va quedando claro que Hildebrandt es una presencia necesaria y una ausencia lamentable. Sobre todo cuando lo que más faltan son las discrepancias saludables.
- Que hay una gran concentración del poder en pocas manos en el Perú es muy claro; que diversos periodistas no sean sino los voceros de estos grupos de poder, también; que la discrepancia es saludable, clarísimo. Sin embargo, ¿por qué se descubre todo esto a partir del reciente desempleo del susodicho periodista? No es usual que un periodista, cual es el caso de Mirko Lauer, se ponga crítico con sus empleadores. Lo usual es que mantengan un gran silencio sobre este tipo de temas. Llama la atención.
- ¿Por qué la pluralidad de ideas tiene que consistir precisamente en que César Hildebrandt encuentre un trabajo? Son las ideas las que tienen que encontrar cabida, no necesariamente las personas. Que sea el espectro de pensamiento el que encuentre canales de expresión, no importa quién sea el que los transmita. Aquí lo que está ocurriendo es que estaríamos ante una especie de "vaca sagrada" del periodismo nacional. Si ya estuvo treinta años en escena, pues que sean muchos más. En el país al parecer nos gusta aferrarnos a la misma gente de siempre. Así como jugamos como tres mundiales con la misma generación de futbolistas, así como Trampolín a la Fama duró 25 años, así también César Hildebrandt tiene que seguir arriba. Tiene que haber "candidatos naturales" para un puesto. Si se va a tratar un tema, se tiene que llamar a los mismos, sino no vale. En otros lugares, hay gente que cumple su ciclo y se retira nomás. Así se renueva la gente, las ideas, los estilos, las instituciones, el país. Pero aquí no. Alguien sale de la escena y queremos evitarlo. Mal. Más rotación no nos vendría nada mal.
- Es curioso el argumento de la pluralidad de ideas. El periodista César Hildebrandt apoyó entusiastamente a Vargas Llosa y luego a Fujimori (incluso emitió en la televisión un chuponeo a Alan García), luego se volvió un nacionalista antichileno, hace poco un negador del holocausto, y recientemente un antigobiernista. En tal sentido, este señor es la pluralidad de ideas por antonomasia.
- Este señor tampoco es que sea tan gran periodista. Recurre al insulto, a la vendetta personal, a la arbitrariedad, está lleno de inexactitudes (ver aquí, aquí, y aquí). No estamos ante un periodismo de calidad.
- Considero preocupante que se plantee que "desde el punto de vista del servicio público" que este señor no debería estar desempleado y que a partir de él se diga que hay una "debilidad de la libre competencia". ¿Se está diciendo acaso que hay un fracaso de mercado y que debe haber una intervención pública para darle un empleo a este señor? Es que si hay un fracaso de mercado y hay un interés público, desde el punto de vista económico, hay una razón para la intervención pública. Más aún, Lauer dice que hay un veto desde palacio (cosa que posiblemente sepa muy bien). Pero incluso si no hubiera veto alguno, no hay razón para intervención pública alguna. No es que debería haber una intervención y no la hay por razones políticas. No. Estamos ante un proceso normal de entrada y salida de gente de una actividad. Lo anormal, lo esclerótico, lo retardatario, es que se hayan quedado tanto tiempo los mismos de siempre.
Etiquetas: Economía, libre mercado, Mirko Lauer, Monopolios, Periodismo
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