"No hay ni buenos ni malos, hay víctimas" Por Daniel Salas
Leí esta frase en el blog de Paolo de Lima, atribuida a la artista plástica Marta Cisneros. Paolo de Lima transcrbe una nota escrita por Maribel de Paz en Caretas. La nota refiere a una exhibición llamada "Esculturas" en la cual "la artista presenta nueve obras incrustadas por decenas de ojos que nos recuerdan que uno de los principales errores en el Perú fue no aprender a mirarnos el uno al otro." Este es un propósito sin duda loable.
Pero vamos a la frase que no logro interpretar. Dado que en el mundo periodístico abundan las confusiones, no quiero atribuir esta frase a Marta Cisneros. El hecho, sin embargo, es que está ahí, publicada en Caretas y es, claramente, un oxímoron, es decir, una frase construida sobre la contradicción de sus elementos.
Así, para que haya una víctima, tiene que haber al menos un victimario, del mismo modo que para que haya un asesino tiene que haber un asesinado. Estas palabras refieren a funciones; por lo tanto, son inconcebibles una sin la otra. En cambio, una mujer puede existir sin un varón, del mismo modo que un gato puede existir sin un ratón y viceversa. La idea de que el hombre se opone a la mujer y que el gato se opone al ratón proviene de narrativas conocidas, ya sean "folk" o letradas, ya sea en "Tom y Jerry" o en las películas de Bergman. En cambio, la oposición entre víctima y victimario se sostiene en el lenguaje.
En el necesario intento por salir del maniqueísmo (vencer la noción de que el mundo se divide en buenos y malos, en hombres contra mujeres, por ejemplo), mucha gente se olvida de un hecho fundamental, a saber, que existen acciones buenas y acciones malas. Uno no puede convertir tan fácilmente una serie de hechos en los que unos actuaron violentamente y otros sufrieron la violencia en una situación cósmica. Sendero fue el resultado de la voluntad de ciertas personas y las torturas del Pentagonito fueron perpetradas por la voluntad de otras ciertas personas. La explicación sociológica, histórica o cósmica de por qué ocurrió esto no puede anular la responsabilidad de los actores. Me preocupa, sinceramente, esta forma de pensar en la cual la violencia política se explica como parte de un conjunto superior de hechos y en los que la responsabilidad personal se diluye.
Pero vamos a la frase que no logro interpretar. Dado que en el mundo periodístico abundan las confusiones, no quiero atribuir esta frase a Marta Cisneros. El hecho, sin embargo, es que está ahí, publicada en Caretas y es, claramente, un oxímoron, es decir, una frase construida sobre la contradicción de sus elementos.
Así, para que haya una víctima, tiene que haber al menos un victimario, del mismo modo que para que haya un asesino tiene que haber un asesinado. Estas palabras refieren a funciones; por lo tanto, son inconcebibles una sin la otra. En cambio, una mujer puede existir sin un varón, del mismo modo que un gato puede existir sin un ratón y viceversa. La idea de que el hombre se opone a la mujer y que el gato se opone al ratón proviene de narrativas conocidas, ya sean "folk" o letradas, ya sea en "Tom y Jerry" o en las películas de Bergman. En cambio, la oposición entre víctima y victimario se sostiene en el lenguaje.
En el necesario intento por salir del maniqueísmo (vencer la noción de que el mundo se divide en buenos y malos, en hombres contra mujeres, por ejemplo), mucha gente se olvida de un hecho fundamental, a saber, que existen acciones buenas y acciones malas. Uno no puede convertir tan fácilmente una serie de hechos en los que unos actuaron violentamente y otros sufrieron la violencia en una situación cósmica. Sendero fue el resultado de la voluntad de ciertas personas y las torturas del Pentagonito fueron perpetradas por la voluntad de otras ciertas personas. La explicación sociológica, histórica o cósmica de por qué ocurrió esto no puede anular la responsabilidad de los actores. Me preocupa, sinceramente, esta forma de pensar en la cual la violencia política se explica como parte de un conjunto superior de hechos y en los que la responsabilidad personal se diluye.
Etiquetas: Marta Cisneros, víctimas, violencia política
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