Del CADE de la exclusión al CADE del hortelano Por Silvio Rendon
Nelson Manrique hace una interesante reflexión en Inclusión ejecutiva: si el año pasado el tema central del CADE fue la exclusión social y cómo resolverla, en el recién clausurado fue el de insistir con la estrategia de chorreo, opacando cualquier declaración sobre la exclusión. Yo añadiría que se ha tirado la toalla. Los artículos periodísticos de García fueron la antesala de este CADE, rematado locuazmente con su discurso final:
- Tengan confianza. No le hagan caso a los agoreros, a los pesimistas.
- De Humala o de quien sea, me encargo yo.
- Inviertan.
- Suban los salarios
Pero una tesis, que viene implícita en el optimismo de Cáceres [el número 1 de la CONFIEP], es que es al "crecer el crecimiento" que los buenos efectos sociales empiezan a sentirse. Lo cual para algunos, como este columnista, es solo otra forma de pedir paciencia.
Y paciencia es lo que se le está acabando a la gente. Las huelgas y protestas de este año son una evidencia de ello. Pero más aún, la idea del chorreo no ha funcionado antes, muy claramente:
Jaime Cáceres Sayán, el N°1 de la Confiep, ha dicho que una buena performance económica del país bloqueará un triunfo inconveniente en el 2011. Se refiere a un revival de Ollanta Humala o alguna otra forma de lo que ahora se llama populismo o izquierda. Es una idea elegante en su simplicidad, pero con algunas aristas complicadas.
Por lo pronto cuando Humala llegó primero en la primera vuelta y obtuvo 47% en la segunda el país ya tenía años de lo que Cáceres considera una buena marcha económica. De los diez años de Alberto Fujimori por lo menos la mitad fueron de crecimiento y buenas utilidades. Alejandro Toledo gobernó cinco años de buen crecimiento ininterrumpido.
De la exclusión social ni preocuparse. El chorreo se encargará de ella. Así como este mensaje es bien recibido en un sector, es mal recibido en otro, el mayoritario. Y aquí el gran problema no es de los inversionistas o empresarios, sino del gobierno. ¿Qué está haciendo el gobierno con su famoso y fracasado shock de inversiones que debería estar llegando a los sectores mayoritarios, pobres y excluídos? El aburguesado García les ha dado la espalda a los sectores de donde él mismo provino. En cambio. el todavía proletario y "hortelano" congresista aprista Luis Negreiros sigue con los trabajadores y sus huelgas y rechaza los planteamientos de García. (Como los sindicatos portuarios son de influencia aprista no los satanizaron desde el gobierno como hacen con otros, hasta que Chlimper se salió de sus casillas. Fue un detalle interesante el choque entre un empresario pro-aprista y antes ministro fujimorista y un congresista ex-sindicalista aprista. Las contradicciones están en el mismo gobierno.)
Por otro lado, ¿son estos mensajes suficientes para dar confianza? Yo creo que no. Sin propuestas concretas, no. Los asistentes al CADE aplaudirán, se reirán de sus chistes y festejarán su oratoria, pero sin un horizonte viable tomarán los incentivos de García como temporales. García no está dando confianza más allá del 2011, por lo que el horizonte que vale es sólo de cuatro años. Además, García no es de fiar. Siempre cabe la posibildad de alguna sorpresa con él. Así como hasta hace un año se vendía como una suerte de Ignacio Ramonet, crítico de la globalización, y hoy es un joven turco de la inversión privada, García puede volver a cambiar. Todo es posible con García...
Etiquetas: Alan García, CADE, Economía, TLC
<< Home