Pinochet desde el Perú: geopolítica y derechos humanos Por Silvio Rendon
Me quiero referir sólo a dos aspectos sobre el tema Pinochet: el tema geopolítico y los derechos humanos en el Perú.
El 11 de septiembre de 1973 lo pasé en Arequipa. Había ido por un fin de semana, el día de Santa Rosa de Lima, y me acabaría quedando allá un mes presa un sarampión. Tenía 9 años. El tema había impactado ampliamente en todos: ¿qué va a pasar ahora? Había mucha tensión. En Arequipa había una base militar equipada con aviones Mirages. Mucho después leería lo que diría Pinochet (cito de memoria): "en la decisión de dar el golpe una consideración era lo que haría el Perú, pues reducimos nuestra dotación militar en la frontera norte". Efectivamente, el Perú gobernado por Velasco estaba comprando armamento soviético y el día del golpe hubiera podido ser una oportunidad para atacar. La conmoción en el ambiente arequipeño estaba muy bien fundada.
Sin embargo, no pasó nada. Pinochet se ocuparía de sus enemigos políticos en la forma que conocemos. Sigo citando de memoria: "en diciembre volvimos a fortalecer la frontera cuenta y nos dimos cuenta que no atacarían nunca. Si no atacaron en septiembre, menos atacarían en diciembre". Pues sí, el dictador chileno pisaba su bola en teoría de juegos, muy desarrollada justamente a partir de situaciones militares (la guerra fría, la guerra de desgaste, etc.). Y es cierto, el Perú nunca atacó. Al parecer esa posibilidad se dio nuevamente en 1975, pero entonces fue Velasco quien sería despuesto. El Perú saldría así de la lógica del ajuste de cuentas con Chile.
Es difícil especular sobre lo que habría ocurrido. Viene a mi mente Saddam Hussein aprovechando la revolución iraní para atacar a su vecino y recuperar territorios perdidos siglos atrás. Tal vez pensó que era su oportunidad de oro, pero miremos lo que pasó: más de una década en una sangriente guerra, sin ventaja alguna para nadie, salvo para los traficantes de armas. Los soviéticos amigos de Allende, pero proveedores de Velasco, (también compradores de Videla) habrían posiblemente apoyado al Perú en todo sentido. No creo que ni Bolivia ni Argentina se hubieran embarcado con el Perú en tal intentona militar. En el post Triángulo equivocado se ve claramente que en 1973 Chile y el Perú estaban en el mismo nivel, no porque el Perú hubiera mejorado, sino porque Chile empeoró. La paridad económica, y posiblemente también la militar, era algo coyuntural.
Pinochet también comentaría sobre el posible conflicto con la Argentina por el Canal de Beagle. En una reunión, los militares argentinos le plantearon una guerra local, en el sur de los dos países (algo así como las guerras entre Perú y Ecuador en 1981 y 1995). Pinochet respondería: "no, señores. La guerra será total". Efectivamente, me acuerdo que por esos años, 1979 tal vez, en Buenos Aires se hizo un simulacro de oscurecimiento de la ciudad. Posiblemente las palabras de Pinochet habían calado en los generales argentinos. Sin embargo, Pinochet contaría que con sus generales tenían una estrategia de atacar por el centro de la Argentina y dividirla en dos (algo así como Franco que dividió la zona republicana en dos). (Curiosamente, al parecer los militares argentinos también pensaban dividir a Chile en dos). Pinochet cuenta que incluso alguno que otro de sus generales pensaba que Chile podía ganar la guerra, pero que él les pediría calma. ¿Fue un bluff lo de la guerra total? Tal vez. En todo caso, aquí tenemos otra aplicación de teoría de juegos, pues se trató de una amenaza que resultó muy creíble.
Años después, en 1982, los generales argentinos se la pondrían en bandeja a Pinochet, atacando nada menos que a un territorio legalmente británico (que todos sabemos que es argentino) cual es las Islas Malvinas. Los generales que no se atrevieron con Chile absurdamente se mandaron contra la Gran Bretaña, solos, con el solitario apoyo ¿de quién? pues del Perú con sus Exocet comprados a Francia. Pinochet no dudaría un segundo en apoyar militarmente a Gran Bretaña. No es que los argentinos no lo supieran cuando ocurría. Lo sabíamos todos. Pero, ¿qué iban a hacer? ¿Atacar a Chile? Si no hicieron la guerra total antes, no la harían entonces. Fue la única jugada activa de Pinochet en toda esta historia. Lo demás, con el Perú, sería una guerra fría (pues no había un conflicto territorial) y con Argentina, un conflicto cerrado (pues firmaron la paz con arbitraje vaticano). Así, Chile de la mano de Pinochet quedaría magníficamente ubicado en la alianza correcta, con la Thatcher y con Reagan, los ganadores de la guerra fría.
Por su parte, la Argentina quedaría aislada, al igual que su aliado (Francia se negó a vender armamento al Perú mientras durara la guerra entre Argentina y Gran Bretaña). Esa guerra sería la gota que derramaría el vaso y acabaría por traer abajo al gobierno militar argentino. En Argentina todo fue mal: desapariciones y muertes, fracaso económico, fracaso militar, fracaso político. El Perú de su carrera armamentista fallida sólo lograría quedar atrapado tecnológicamente con armamento soviético inservible, como quedaría evidenciado en 1995, en la guerra del Cenepa. Después de dos décadas las tecnologías cambian, incluso (sobre todo) las tecnologías militares. Para variar, en esa guerra Chile, ya no bajo Pinochet, tampoco desaprovecharía la oportunidad y abastecería de armas a Ecuador. Argentina, en otra jugada absurda, haría lo mismo...
Sigo pensando que hay un sueño mejor que el del aguerrido general Rafael Hoyos Rubio, de plantar la bandera peruana en Santiago de Chile, o el del mismo Pinochet en su "Geopolítica de Chile", de conquistar el Titicaca, y es el del desarrollo económico: la mejora del nivel de vida de la población de nuestra región sudamericana: Perú, Chile, Bolivia, Ecuador, Argentina. Gente que produce no más del 40% de lo que se produce en el primer mundo no está para jugar a las guerritas. Es el mensaje de Triángulo equivocado.
Mi segundo punto, más breve, se refiere a los derechos humanos en el Perú. Pinochet también declararía (cito de memoria): "qué tanto me critican por los derechos humanos. Miren al Perú que ha tenido mucho más muertos que Chile y no tiene el milagro económico que tenemos acá". El comentario, conchudo, no deja de tener algo de razón. Pienso en las violaciones a los derechos humanos en el Perú y es claro que casi todas han quedado impunes. Es más, veo a algunos de los responsables de ellas hoy mismo en el poder y no puedo dejar de pensar que hay algo muy irregular en todo esto. Me pongo a pensar en que nuestros propios pinochetitos locales, asolapados ellos, se han salido con la suya. Leo esta noticia En carta póstuma, Pinochet justifica golpe y admite que le faltó sabiduría y quisiera que alguien en el Perú asuma al menos alguna responsabilidad. Que no nos digan que no pasó nada. Se sabe muy bien lo que pasó y hay responsables. ¿Dónde están los jueces que los juzguen? ¿Dónde están los banquillos de los acusados para que se sienten? ¿Dónde está la conciencia nacional de que lo que se hizo estuvo mal? Mientras no se haga justicia en el Perú, ponerme a pensar en lo que hizo Pinochet en Chile, condenable, lo veo como ver la paja en el ojo ajeno y no ver la viga en el propio.
Estos temas, el geopolítico y el de derechos humanos (al que añado, insisto, el tema del desarrollo económico), deberían ser motivo de una profunda reflexión para la clase política peruana, en la que incluyo explícitamente a los militares peruanos. Habría mucho más que decir, pero por el momento lo dejaré aquí.
El 11 de septiembre de 1973 lo pasé en Arequipa. Había ido por un fin de semana, el día de Santa Rosa de Lima, y me acabaría quedando allá un mes presa un sarampión. Tenía 9 años. El tema había impactado ampliamente en todos: ¿qué va a pasar ahora? Había mucha tensión. En Arequipa había una base militar equipada con aviones Mirages. Mucho después leería lo que diría Pinochet (cito de memoria): "en la decisión de dar el golpe una consideración era lo que haría el Perú, pues reducimos nuestra dotación militar en la frontera norte". Efectivamente, el Perú gobernado por Velasco estaba comprando armamento soviético y el día del golpe hubiera podido ser una oportunidad para atacar. La conmoción en el ambiente arequipeño estaba muy bien fundada.
Sin embargo, no pasó nada. Pinochet se ocuparía de sus enemigos políticos en la forma que conocemos. Sigo citando de memoria: "en diciembre volvimos a fortalecer la frontera cuenta y nos dimos cuenta que no atacarían nunca. Si no atacaron en septiembre, menos atacarían en diciembre". Pues sí, el dictador chileno pisaba su bola en teoría de juegos, muy desarrollada justamente a partir de situaciones militares (la guerra fría, la guerra de desgaste, etc.). Y es cierto, el Perú nunca atacó. Al parecer esa posibilidad se dio nuevamente en 1975, pero entonces fue Velasco quien sería despuesto. El Perú saldría así de la lógica del ajuste de cuentas con Chile.
Es difícil especular sobre lo que habría ocurrido. Viene a mi mente Saddam Hussein aprovechando la revolución iraní para atacar a su vecino y recuperar territorios perdidos siglos atrás. Tal vez pensó que era su oportunidad de oro, pero miremos lo que pasó: más de una década en una sangriente guerra, sin ventaja alguna para nadie, salvo para los traficantes de armas. Los soviéticos amigos de Allende, pero proveedores de Velasco, (también compradores de Videla) habrían posiblemente apoyado al Perú en todo sentido. No creo que ni Bolivia ni Argentina se hubieran embarcado con el Perú en tal intentona militar. En el post Triángulo equivocado se ve claramente que en 1973 Chile y el Perú estaban en el mismo nivel, no porque el Perú hubiera mejorado, sino porque Chile empeoró. La paridad económica, y posiblemente también la militar, era algo coyuntural.
Pinochet también comentaría sobre el posible conflicto con la Argentina por el Canal de Beagle. En una reunión, los militares argentinos le plantearon una guerra local, en el sur de los dos países (algo así como las guerras entre Perú y Ecuador en 1981 y 1995). Pinochet respondería: "no, señores. La guerra será total". Efectivamente, me acuerdo que por esos años, 1979 tal vez, en Buenos Aires se hizo un simulacro de oscurecimiento de la ciudad. Posiblemente las palabras de Pinochet habían calado en los generales argentinos. Sin embargo, Pinochet contaría que con sus generales tenían una estrategia de atacar por el centro de la Argentina y dividirla en dos (algo así como Franco que dividió la zona republicana en dos). (Curiosamente, al parecer los militares argentinos también pensaban dividir a Chile en dos). Pinochet cuenta que incluso alguno que otro de sus generales pensaba que Chile podía ganar la guerra, pero que él les pediría calma. ¿Fue un bluff lo de la guerra total? Tal vez. En todo caso, aquí tenemos otra aplicación de teoría de juegos, pues se trató de una amenaza que resultó muy creíble.
Años después, en 1982, los generales argentinos se la pondrían en bandeja a Pinochet, atacando nada menos que a un territorio legalmente británico (que todos sabemos que es argentino) cual es las Islas Malvinas. Los generales que no se atrevieron con Chile absurdamente se mandaron contra la Gran Bretaña, solos, con el solitario apoyo ¿de quién? pues del Perú con sus Exocet comprados a Francia. Pinochet no dudaría un segundo en apoyar militarmente a Gran Bretaña. No es que los argentinos no lo supieran cuando ocurría. Lo sabíamos todos. Pero, ¿qué iban a hacer? ¿Atacar a Chile? Si no hicieron la guerra total antes, no la harían entonces. Fue la única jugada activa de Pinochet en toda esta historia. Lo demás, con el Perú, sería una guerra fría (pues no había un conflicto territorial) y con Argentina, un conflicto cerrado (pues firmaron la paz con arbitraje vaticano). Así, Chile de la mano de Pinochet quedaría magníficamente ubicado en la alianza correcta, con la Thatcher y con Reagan, los ganadores de la guerra fría.
Por su parte, la Argentina quedaría aislada, al igual que su aliado (Francia se negó a vender armamento al Perú mientras durara la guerra entre Argentina y Gran Bretaña). Esa guerra sería la gota que derramaría el vaso y acabaría por traer abajo al gobierno militar argentino. En Argentina todo fue mal: desapariciones y muertes, fracaso económico, fracaso militar, fracaso político. El Perú de su carrera armamentista fallida sólo lograría quedar atrapado tecnológicamente con armamento soviético inservible, como quedaría evidenciado en 1995, en la guerra del Cenepa. Después de dos décadas las tecnologías cambian, incluso (sobre todo) las tecnologías militares. Para variar, en esa guerra Chile, ya no bajo Pinochet, tampoco desaprovecharía la oportunidad y abastecería de armas a Ecuador. Argentina, en otra jugada absurda, haría lo mismo...
Sigo pensando que hay un sueño mejor que el del aguerrido general Rafael Hoyos Rubio, de plantar la bandera peruana en Santiago de Chile, o el del mismo Pinochet en su "Geopolítica de Chile", de conquistar el Titicaca, y es el del desarrollo económico: la mejora del nivel de vida de la población de nuestra región sudamericana: Perú, Chile, Bolivia, Ecuador, Argentina. Gente que produce no más del 40% de lo que se produce en el primer mundo no está para jugar a las guerritas. Es el mensaje de Triángulo equivocado.
Mi segundo punto, más breve, se refiere a los derechos humanos en el Perú. Pinochet también declararía (cito de memoria): "qué tanto me critican por los derechos humanos. Miren al Perú que ha tenido mucho más muertos que Chile y no tiene el milagro económico que tenemos acá". El comentario, conchudo, no deja de tener algo de razón. Pienso en las violaciones a los derechos humanos en el Perú y es claro que casi todas han quedado impunes. Es más, veo a algunos de los responsables de ellas hoy mismo en el poder y no puedo dejar de pensar que hay algo muy irregular en todo esto. Me pongo a pensar en que nuestros propios pinochetitos locales, asolapados ellos, se han salido con la suya. Leo esta noticia En carta póstuma, Pinochet justifica golpe y admite que le faltó sabiduría y quisiera que alguien en el Perú asuma al menos alguna responsabilidad. Que no nos digan que no pasó nada. Se sabe muy bien lo que pasó y hay responsables. ¿Dónde están los jueces que los juzguen? ¿Dónde están los banquillos de los acusados para que se sienten? ¿Dónde está la conciencia nacional de que lo que se hizo estuvo mal? Mientras no se haga justicia en el Perú, ponerme a pensar en lo que hizo Pinochet en Chile, condenable, lo veo como ver la paja en el ojo ajeno y no ver la viga en el propio.
Estos temas, el geopolítico y el de derechos humanos (al que añado, insisto, el tema del desarrollo económico), deberían ser motivo de una profunda reflexión para la clase política peruana, en la que incluyo explícitamente a los militares peruanos. Habría mucho más que decir, pero por el momento lo dejaré aquí.
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