Breve comentario sobre el retorno de Fujimori Por Saki Bigio
Me arrepiento solo de una cosa al respecto de mi vida universitaria en la Pacifico: no haber protestado contra Fujimori. En la Pacífico, la comitiva era muy pequeña. Yo tenia 19 y empezaba el sexto ciclo cuando empezaron las protestas tras la re-reelección de "Fujitrafa". Mi familia siempre lo considero un excelente presidente bajo los argumentos como acabó con el terrorismo, controló la inflación, ‘mira como ha crecido al país’ etc. Me acuerdo fuertes discusiones con mi padre y mis tíos. Con el video de Kouri todo cambio; mi papa me dijo en algún punto “creo que me equivoque con respecto al Chino, esto es inaceptable, no lo puedo creer”.
Yo tenía sentimientos encontrados pues era evidente, por un lado, el atropello a la democracia, el control de los medios, y como los militares se estaban robando nuestro futuro, por el otro, había algo de simpatía con su primer gobierno y, como no, algo de miedo pues protestar no era una visita al parque del amor precisamente ¿cobardía? Todo el contexto era evidente sin embargo. En retrospectiva, que yo no haya ido a las protestas es una muy mala señal de la educación que recibí. Significa que no tuve la capacidad de indignarme y hacer algo al respecto. Que fui indiferente. Lo peor de todo es que me críe en un hogar muy patriota –realmente admiro el amor que siente mi papá por el país-. Que estudié en instituciones consideradas “de las mejores del país” y que no tuve un profesor, un amigo mayor que me diga, “te están haciendo esto y tú te quedas brazos cruzados”.
No fui el único peruano, obvio; yo no acuñe la frase “robo pero hizo obra”. Más bien fui uno más de una sociedad que por mucho tiempo no ha sabido afrontar sus problemas asumiendo sus responsabilidades y cuyo acto simbólico fue darle la espalda a nuestra gente en la época del terrorismo. Una sociedad que por mucho tiempo, no ha sabido castigar sino vengar. Fui un ejemplo más de ese Perú.
Al igual que la gente que lavo la bandera o participó de la marcha de los cuatro suyos, el esfuerzo que han hecho dos gobiernos sucesivos por extraditar a Fujimori revela que el Perú está progresando social y políticamente. El juicio que vendrá, será un episodio importantísimo en nuestra historia republicana. Sentará un hito en el cuál el Perú dice acá no se tolera la injusticia. Le servirá de lección a chicos indiferentes como los que yo fui: que levantarse contra la tiranía, el abuso y la ratería no es en vano. Que al final se hace justicia (ojala) y que tenemos un deber con nuestro país, csm, con nuestro Perú, de hacer que ello se cumpla.
Yo tenía sentimientos encontrados pues era evidente, por un lado, el atropello a la democracia, el control de los medios, y como los militares se estaban robando nuestro futuro, por el otro, había algo de simpatía con su primer gobierno y, como no, algo de miedo pues protestar no era una visita al parque del amor precisamente ¿cobardía? Todo el contexto era evidente sin embargo. En retrospectiva, que yo no haya ido a las protestas es una muy mala señal de la educación que recibí. Significa que no tuve la capacidad de indignarme y hacer algo al respecto. Que fui indiferente. Lo peor de todo es que me críe en un hogar muy patriota –realmente admiro el amor que siente mi papá por el país-. Que estudié en instituciones consideradas “de las mejores del país” y que no tuve un profesor, un amigo mayor que me diga, “te están haciendo esto y tú te quedas brazos cruzados”.
No fui el único peruano, obvio; yo no acuñe la frase “robo pero hizo obra”. Más bien fui uno más de una sociedad que por mucho tiempo no ha sabido afrontar sus problemas asumiendo sus responsabilidades y cuyo acto simbólico fue darle la espalda a nuestra gente en la época del terrorismo. Una sociedad que por mucho tiempo, no ha sabido castigar sino vengar. Fui un ejemplo más de ese Perú.
Al igual que la gente que lavo la bandera o participó de la marcha de los cuatro suyos, el esfuerzo que han hecho dos gobiernos sucesivos por extraditar a Fujimori revela que el Perú está progresando social y políticamente. El juicio que vendrá, será un episodio importantísimo en nuestra historia republicana. Sentará un hito en el cuál el Perú dice acá no se tolera la injusticia. Le servirá de lección a chicos indiferentes como los que yo fui: que levantarse contra la tiranía, el abuso y la ratería no es en vano. Que al final se hace justicia (ojala) y que tenemos un deber con nuestro país, csm, con nuestro Perú, de hacer que ello se cumpla.
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