El estado es mal empresario (excepto cuando es extranjero) Por Silvio Rendon
La primera privatización en el Perú consistió en vender una empresa estatal curiosamente no a manos privadas, sino a otro estado, cual es el estado chino: Shougang. Paradoja. Si "privatizar" significa que la propiedad estatal pase a manos privadas, aquí se le cambió el sentido a la palabra: "privatizar" significa ahora que la propiedad pase de un estado a otro estado. Para agravar las cosas, la propiedad pasaba de un estado sobredimensionado como el peruano, a un estado omnipresente como el chino, nada menos que un estado comunista.
La pregunta es ¿por qué? ¿Es que un estado extranjero puede hacer en el Perú lo que no puede hacer el estado peruano? Desde las estatizaciones de los setentas se venía escuchando que el estado es mal empresario. Sin embargo, estas voces no estuvieron ahí para expresar su desconfianza de las llamadas privatizaciones de los noventas (Ver De Fujimori a Toledo: de las Privatizaciones a los Bonos).
Hoy el tema vuelve a cobrar actualidad con las inversiones de Chávez. Una empresa venezolana vendría con millones de dólares a invertir en el Perú. Sí, pero es una empresa estatal. Podría ser otra empresa estatal como la chilena Codelco, como bien señala el director de Correo en Ni Codelco ni PDVSA. ¿Nos conviene? En realidad por esa vía estaríamos estatizando de facto nuestra economía, sólo que a manos de estados extranjeros. Para eso, tiene todo el sentido del caso plantearse, si vamos a estatizar, ¿por qué no lo hace de frente el estado peruano? Como para pensarlo....En mi opinión, no son vías que debamos seguir. Lo que necesitamos es una economía privada, donde sean los agentes privados, es decir, los ciudadanos y las ciudadanas, los y las que inviertan y decidan masivamente el devenir económico del país. Es la esencia de una economía de mercado.
Por tanto, las razones para oponerse a estas empresas en el Perú no es que sean chinas, venezolanas o chilenas. No es para nada un argumento nacionalista, sino completamente económico. No es que sean extranjeras, sino que su forma de operación está orientada por principios políticos, muy distintos a la simple, egoísta y apátrida maximización de ganancias. Vienen sujetas a la voluntad del gobernante de turno en sus estados de origen, sea éste el partido comunista chino, Chávez o quienquiera que gobierne a nuestro vecino del sur. Las preocupaciones de seguridad nacional son, en tal sentido, legítimas. Estamos ante estados extranjeros, no ante empresarios extranjeros.
Por eso, Codelco en Chile es un ejemplo de inconsecuencia con el liberalismo. No hay ninguna razón para que un estado sea propietario de una mina. Es un tema que los ciudadanos chilenos tendrían que meditar con cuidado. Sin embargo, en nuestro país se usa este ejemplo como evidencia de lo que es y debe ser un verdadero liberalismo [1]. Se confunden así las cosas. Codelco sebe ser rechazada por ser estatal, no por ser chilena, al igual que otras empresas estatales de otros países. En cambio, las empresas privadas chilenas deben ser bienvenidas. Y no como se hizo en el caso de los Pantanos de Villa que se armó todo un lío con la empresa chilena Luchetti por sentimientos de tipo chauvinista y excusas de tipo ecológico y de corrupción (cuando en la zona de Chorrillos hay un montón de empresas que también contaminan y la corrupción en el país comprende a empresarios nacionales como extranjeros).
En tal sentido, cuando el director de Correo declara "Una cosa es ser liberal y otra cojudo" acaba por abandonar su liberalismo a favor del sentido común, como si ambos estuvieran reñidos entre sí. Si bien su argumentación contra PDVSA y Codelco es correcta, su frase revela poca familiaridad con lo que es el liberalismo. Posiblemente esté siguiendo la lógica del liberalismo trucho que ha prevalecido en la región latinoamericana (el "liberalismo" de gente como Menem y Fujimori). Excepciones por aquí, y excepciones por allá, con lo que al final no queda nada del programa liberal [2]. Es claro que Aldo Mariátegui no es lo primero que señala en su frase...
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[1] Un colega chileno me comentaba que en Chile el vino chileno cuesta más caro que en el extranjero. ¿Por qué? Le pregunto. Y me replica que cada vez que el gobierno quiere hacer un programa social le ponen un impuesto a algo, sobre todo al vino. Por supuesto que esto no es liberalismo. Sin embargo, en el Perú liberalismo no es un doctrina en sí, sino todo lo que hace Chile, así lo que haga no sea para nada liberal....
[2] Sobre el liberalismo del director de Correo ver Contradicciones y coincidencias y Pseudo-liberales por el aumento del salario mínimo: "expansión del crédito a través del banco agrario, expansión del gasto público, aumento del salario mínimo, discrecionalidad en el manejo monetario. Todo lo contrario a lo que sería un programa liberal".
La pregunta es ¿por qué? ¿Es que un estado extranjero puede hacer en el Perú lo que no puede hacer el estado peruano? Desde las estatizaciones de los setentas se venía escuchando que el estado es mal empresario. Sin embargo, estas voces no estuvieron ahí para expresar su desconfianza de las llamadas privatizaciones de los noventas (Ver De Fujimori a Toledo: de las Privatizaciones a los Bonos).
Hoy el tema vuelve a cobrar actualidad con las inversiones de Chávez. Una empresa venezolana vendría con millones de dólares a invertir en el Perú. Sí, pero es una empresa estatal. Podría ser otra empresa estatal como la chilena Codelco, como bien señala el director de Correo en Ni Codelco ni PDVSA. ¿Nos conviene? En realidad por esa vía estaríamos estatizando de facto nuestra economía, sólo que a manos de estados extranjeros. Para eso, tiene todo el sentido del caso plantearse, si vamos a estatizar, ¿por qué no lo hace de frente el estado peruano? Como para pensarlo....En mi opinión, no son vías que debamos seguir. Lo que necesitamos es una economía privada, donde sean los agentes privados, es decir, los ciudadanos y las ciudadanas, los y las que inviertan y decidan masivamente el devenir económico del país. Es la esencia de una economía de mercado.
Por tanto, las razones para oponerse a estas empresas en el Perú no es que sean chinas, venezolanas o chilenas. No es para nada un argumento nacionalista, sino completamente económico. No es que sean extranjeras, sino que su forma de operación está orientada por principios políticos, muy distintos a la simple, egoísta y apátrida maximización de ganancias. Vienen sujetas a la voluntad del gobernante de turno en sus estados de origen, sea éste el partido comunista chino, Chávez o quienquiera que gobierne a nuestro vecino del sur. Las preocupaciones de seguridad nacional son, en tal sentido, legítimas. Estamos ante estados extranjeros, no ante empresarios extranjeros.
Por eso, Codelco en Chile es un ejemplo de inconsecuencia con el liberalismo. No hay ninguna razón para que un estado sea propietario de una mina. Es un tema que los ciudadanos chilenos tendrían que meditar con cuidado. Sin embargo, en nuestro país se usa este ejemplo como evidencia de lo que es y debe ser un verdadero liberalismo [1]. Se confunden así las cosas. Codelco sebe ser rechazada por ser estatal, no por ser chilena, al igual que otras empresas estatales de otros países. En cambio, las empresas privadas chilenas deben ser bienvenidas. Y no como se hizo en el caso de los Pantanos de Villa que se armó todo un lío con la empresa chilena Luchetti por sentimientos de tipo chauvinista y excusas de tipo ecológico y de corrupción (cuando en la zona de Chorrillos hay un montón de empresas que también contaminan y la corrupción en el país comprende a empresarios nacionales como extranjeros).
En tal sentido, cuando el director de Correo declara "Una cosa es ser liberal y otra cojudo" acaba por abandonar su liberalismo a favor del sentido común, como si ambos estuvieran reñidos entre sí. Si bien su argumentación contra PDVSA y Codelco es correcta, su frase revela poca familiaridad con lo que es el liberalismo. Posiblemente esté siguiendo la lógica del liberalismo trucho que ha prevalecido en la región latinoamericana (el "liberalismo" de gente como Menem y Fujimori). Excepciones por aquí, y excepciones por allá, con lo que al final no queda nada del programa liberal [2]. Es claro que Aldo Mariátegui no es lo primero que señala en su frase...
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[1] Un colega chileno me comentaba que en Chile el vino chileno cuesta más caro que en el extranjero. ¿Por qué? Le pregunto. Y me replica que cada vez que el gobierno quiere hacer un programa social le ponen un impuesto a algo, sobre todo al vino. Por supuesto que esto no es liberalismo. Sin embargo, en el Perú liberalismo no es un doctrina en sí, sino todo lo que hace Chile, así lo que haga no sea para nada liberal....
[2] Sobre el liberalismo del director de Correo ver Contradicciones y coincidencias y Pseudo-liberales por el aumento del salario mínimo: "expansión del crédito a través del banco agrario, expansión del gasto público, aumento del salario mínimo, discrecionalidad en el manejo monetario. Todo lo contrario a lo que sería un programa liberal".
Etiquetas: Chávez, Chile, China, Economía, Privatizaciones
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